Tanto la estructura como la forma de organización del pueblo diaguita han sido destacados de singular manera, por encima de muchos de sus pares originarios durante la era pre hispánica de los Siglos X y XV. Como parte del imperio incaico, incorporan diseños no solo por una rica tradición geométrica de alfarería y una economía agro ganadera que empleaba sistemas hídricos y padrones de asentamiento en valles y costeños, sino que también son ejemplo de su férrea e histórica lucha durante las conocidas Guerras Calchaquíes entre 1560 y 1667 entre la Confederación Diaguita y las fuerzas del Imperio Español.

En la actualidad se estima la presencia en Argentina de 67.410 personas de adscripción al pueblo diaguita distribuidas de manera mayoritaria en las provincias de Buenos Aires, Tucumán, Salta, Catamarca y Córdoba; mientras que, en menor medida, se ubican en Santiago del Estero, La Rioja, Santa Fe, Mendoza; Jujuy, San Juan, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Neuquén, San Luis, Chaco y Corrientes.

Así, este pueblo que ha sabido resistir de diversas maneras a los distintos poderes que buscaron imponer un modelo uniforme y dominante, también han gestado un interesante modo de vida adaptativo capaz de sortear las asimétricas relaciones de poder incaico, español o la proveniente de la fuerza del Estado nación hasta nuestros días.

Inmersos en una cultura mayoritaria argentina, conformada de la amalgama de raíz criolla como de inmigrantes que arriban de Europa durante finales del Siglo XIX y principios del XX y que consolida un modelo de civilización que aspira a imitar modelos provenientes del “norte cultural” europeo o norteamericano, la pregunta que cabe es ¿Tienen algo que aportar hoy los pueblos originarios a nuestros problemas contingentes de convivencia en el marco de las sociedades “modernas”?

¿Cuáles son los aportes a las luchas actuales en el contexto de sociedades modernas?

Como es sabido, en la literatura educativa sobre todo en los primeros años de escolarización se emplean los términos en tiempo pasado, para describir las formas de vida de los pueblos originarios. Se citan formas como “habitaban”, “cazaban” o “vivían” y luego se esfuman en términos históricos como entes que carecen de aportes a la anhelada implantación de una civilización occidental en Argentina.

Lo primero que cabe destacar, es la permanencia de una rica y compleja organización que logra hacer frente y adaptarse a las nuevas exigencias. En esto, se puede destacar la entrevista realizada a Giselle de la comunidad diaguita Amaicha del Valle en Tucumán:“Nosotros como comunidad indígena, estamos organizados con una Constitución política propia (que) habla sobre la forma de Gobierno que tenemos que es un cacique y un Consejo de ancianos. El Consejo de ancianos está integrado por cinco personas (cinco titulares y dos suplentes). Ese gobierno comunitario ancestral es electo cada cuatro años. Hace pocos años adoptamos la forma nacional de voto secreto porque antes era por asamblea levantando la mano. Además de estas autoridades, la autoridad máxima es la Asamblea General, es el Pueblo.Es decir, cuando un gobierno no está actuando bien, el pueblo puede destituirlo, y la mayor facultad para tomar decisiones es la Asamblea General.

Además de esta forma de Gobierno, del cacique y el Consejo de Ancianos, están las Secretarias:

Secretaria de Agricultura, Secretaria de Educación y Espiritualidad, la Secretaria de la Mujer, Secretaria de Deporte, Secretaria de Turismo, Secretaria de Cultura, Secretaria de Comunicación, Secretaria de Salud y en total conforman catorce Secretarias ocupadas por comuneros. Tenemos muchos saberes en nuestras comunidades”.

Uno de los principales frentes es Bertolina, de la comunidad de Tafí el Valle,  quien comenta que, además de la recuperación territorial y la consulta sobre el uso de los territorios, la prioridad que convoca al interés de las comunidades, la defensa de los derechos de las niñas ante el abuso infantil en tiempos modernos que intentan disimular la situación de violación: “Hay un problema que convoca a veinte naciones indígenas, que es el chineo. Hemos realizado marchas, una caminata por todo el país y hemos tenido buen recibimiento. (…) Ahora estamos volviendo por este tema, que no se está resolviendo, que nadie lo está viendo que es el “chineo. Todas las naciones están unidas por esta causa. En todos los pueblos hay machismo, pero si no lo paramos nosotras las mujeres indígenas de las naciones unidas y acompañadas de otras naciones, con nuestras mañas, con nuestra espiritualidad… nadie lo va a ver… por nuestras niñas”.

 ¿Qué es el “chineo”?

Desde una tradición colonial, que denominaba a las mujeres como “chinas”, se justificaba la violación sobre todo de menores, aducidas como una suerte de verbo “chinear” entendido como “chineo”.

Esta práctica rutinizada por los criollos, en una situación de asimetría y abuso de poder sobre las mujeres y niñas indígenas, ha sido asumida además por la Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) quien en trabajo conjunto con las comunidades indígenas, establecen diversas campañas de sensibilización como también, habilitar vías de protección y denuncias.

A su vez, el Instituto de Asuntos Indígenas (INAI) también se hizo eco a esta situación de demandas, que buscan establecer rutas de denuncia y respuesta como los servicios de la Línea 102, especializada en atención de situaciones de vulneración de derechos de niñas, niños y adolescentes.

Luchas que convocan al conjunto de las naciones…

Como se puede observar, una realidad surgida en el seno de los pueblos originarios, ha logrado materializarse a través de diversos organismos públicos y se transforma en causa de las diversas naciones que habitan el espacio público en Argentina.

Esta capacidad de movilización, coordinación interna y externa, junto a la reacción adaptativa del pueblo diaguita, demuestra no solo su capacidad de resiliencia, sino también, su aporte a la lucha por la defensa de valores que no reconocen fronteras.

La Organización de Naciones Unidas para las Mujeres de América Latina y el Caribe, insta a la necesidad de despertar la conciencia a modo de defensa de las víctimas de la violencia basada en género. El "chineo"’, se concibe como una práctica colonial, machista, racista, discriminatoria y sistemática que consiste en la violación de niñas, mujeres y diversidades indígenas por parte de hombres generalmente blancos, especialmente en el norte de Argentina y en otros lugares de América Latina.

La virtud del pueblo diaguita, es en identificar las causas que alteran su realidad pero en clave universal. Su rigurosa organización es capaz de reaccionar ante factores que afectan a su realidad pero también, que son valores trascendentes.

La compleja y profunda organización ancestral diaguita, ya no es destacable en cuanto a su capacidad tecnológica, refinamiento estético ni su heroísmo bélico.

Esta capacidad de organización puesta al servicio de los sectores vulnerables, es una continuidad en la lucha de los derechos inalienables y los valores humanos universales.

Este artículo es el un resumen de los resultados  observados en el marco del Proyecto de Investigación “Pluralismo, Democracia y Ciudadanía en Argentina”.