El plan de ajuste del gobierno de Javier Milei alcanza a todos los sectores y la industria cinematográfica no es la excepción. A través de la gestión de Carlos Luis Pirovano se prevé un recorte de cerca de 1800 pesos en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).

De esta manera, además de despidos, con el desfinanciamiento se suspenden las erogaciones económicas para la producción y realización de películas en todo el territorio argentino. 

¿Qué hay detrás de la motosierra al INCAA? Para responder esta pregunta y debatir el impacto de esta política de ajuste al cine, el programa Redacción Abierta convocó a Carolina Vergara, directora de arte y docente de la UNC; Rodrigo Guerrero, productor, director y presidente del Colectivo de Cineastas de Córdoba; y los realizadores, Adrián Jaime y Lucas Combina. 

Todos los invitados desmintieron que por invertir en films haya chicos que no comieron, pues las películas financian las películas.

“Desdeñan la actividad, siendo que además de generar puestos de trabajo en los lugares más recónditos del país, mueve el 5,3% del PBI”, comenzó explicando Jaime. 

“No se entiende por qué esa saña, ni siquiera han visto las películas que critican. Es censurar y atrasar un montón. Ojalá se den cuenta que están equivocados”, señaló Vergara. 

Para Combina, director de La chica que limpia y Un crimen argentino, es un vaciamiento cultural a nivel general: “No solo lo padecemos los cineastas, también los festivales, teatro, músicos. No es cuestión de los números, están tratando de sacar nuestra cultura, nuestra identidad, nuestra forma de expresión”.  

“El INCAA tiene una modalidad de la que deberíamos estar orgullosos, no se avalan proyectos a dedos o por afinidad política, no funciona así. El INCAA siempre anduvo muy bien, atacar es de mucha ignorancia sobre su funcionamiento y desconocer el valor que tiene para nuestra identidad nacional”, señaló Guerrero, quien dirigió Siete perros y El invierno de los raros, entre otras. 

En ese sentido, la directora de arte indicó que los cuatro meses que pide Pirovano para entender cómo funciona y reacomodar el Instituto, implican consecuencias riesgosas: “Frenar la industria todo ese tiempo es muy peligroso, después es difícil  volver a poner en marcha la rueda productiva”.

“Argentina ha dado un paso adelante con su producción para poder disputar en el mercado internacional. Ahora que disputamos ese mercado y se autoalimenta de lo que produce,  quieren echarnos para no producir más”, concluyó Jaime.

Motosierra al INCA: la comunidad audiovisual está en alerta, en Redacción Abierta