La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner reapareció en la arena pública este sábado en Quilmes, en la inauguración del microestadio Presidente Néstor Kirchner. La participación de Cristina Fernández en un municipio gobernado por La Cámpora llega en medio de un momento de tensión dentro del kirchnerismo pero también en un momento crucial por los debates que se avecinan en el Congreso Nacional.

Antes de su exposición, a modo de presentación, tomó la palabra la anfitriona Mayra Mendoza, intendenta de la localidad bonaerense de Quilmes, que la presentó como “presidenta de los corazones”.

En un discurso que se extendió por casi una hora abarcó temás de la realidad nacional, cuestionó al gobierno de Javier Milei, llamó a una profunda discusión interna asumiendo responsabilidades y usó una buena parte del tiempo para hacer un análisis muy detallado de la situación energética nacional. 

Las últimas palabras fueron para analizar la crisis de la universidades nacionales y su relación con el finaciamiento, mostrando que las exenciones impositivas que tiene la empresa Mercado Libre cubrirían todas las necesidades de funcionamiento de las Universidades nacionales y de sus hospitales.

Como en algunas de sus últimas presentaciones públicas, recurrió en las partes más análiticas de su discurso a filminas para ir al detalle, “porque estás son las cosas que hay que discutir con los compañeros, las que le importan a la gente”.

A grandes rasgos, fue un discurso que muestra su vocación por sostener puntos de tensión en el liderazgo de la oposición y dentro del peronismo. Matizó su discruso con su habitual estilo coloquial y abracó un balance del rumbo de gobierno del presidente Milei, a quién le pidió “un golpe de timón”, su evaluación de las condiciones con las que se llegó a 2019 y para proponer una orientación del debate en la interna peronista.

Las frases sobresalientes

En la apertura de su discurso sentenció que “hemos retrocedido, como en el Juego de la Oca” y aclaró que dudó antes de participar pero al escuchar los anuncios del presidente en Cadena Nacional decidió “venir a reflexionar sobre este experimento anarco capitalista y el inútil sufrimiento que se le provocará al pueblo”.

“Escuché al presidente congratularse por el superávit fiscal. Es como en tu casá, no pagás el alquiler, la luz, el agua, las expensas. No tenés superávit hermano, no es cierto. Mirá todo lo que debés. No tenés superávit”, indicó.

En esa línea, precisó que “en este país, en los seis años que hubo superávit fiscal gobernó Néstor Kirchner y quien les habla. 2003, 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008. Y en 2008 se cayó el mundo, crisis global. No se pudo sostener”.

Y volvió a criticar al gobierno del mandatario ultraderechista: “Habla de hazaña histórica por un trimestre. Y nosotros lo hicimos seis años, pero no fuimos héroes nacionales. Nadie desconoce la legitimidad y origen del presidente. El voto popular es inapelable, pero la legitimidad necesita legitimarse en la gestión”.

Al hacer un breve repaso por la gestión de Néstor Kirchner y la suya, Cristina explicó que “cuando llegamos al gobierno con Néstor sabíamos que no íbamos a tener legitimidad de origen, pero sabíamos que íbamos a construir legitimidad de gestión, haciéndonos cargo de lo que teníamos que hacer”.

En ese sentido, comparó el 22 por ciento con el cual Néstor Kirchner llegó al gobierno con el porcentaje obtenido por Javier Milei en el balotage. “Te pudo haber votado el 60%, pero si después cuando sos gobierno la gente se caga de hambre, pierde el trabajo, aumenta la desocupación y no llega a fin de mes, ¿de qué sirve?”, resaltó.

Anarcocapitalismo y prepagas

"Por más que el presidente haga carita y se enoje, el gobierno no tiene plan de estabilización", sostuvo Cristina en Quilmes en referencia a la gestión de Javier Milei. "Cuando uno mira al gobierno de hoy, no les falta uno para el peso, les falta 30, 40, 60 o 90 para el peso. El presidente tiene que comprender que tiene que darle un golpe de timón a esta política", cuestionó.

"En el discurso del lunes en Cadena Nacional, dijo que la recuperación y el crecimiento van a venir de cuatro lugares. Petróleo, gas, minería y el campo. Nos preanuncia una economía de carácter extractivista, precapitalista. Me hace acordar a la argentina del virreinato del Río de la Plata. Más que anarcocapitalismo, me suena a anarcocolonialismo, en eso no estamos de acuerdo", comentó.

Se preguntó al respecto: “Alguien piensa que con estas 4 actividades vamos a darle trabajo a 47 millones de personas? No nos va a alcanzar y ahí viene otra similitud con el gobierno de Menem: la desocupación. Cuando eligieron a Néstor había un 25% de desocupados”.

A continuación se preguntó: “¿Qué pasó con las prepagas? ¿Saben porqué las regulamos recién en 2011? Porque era tanta la miseria que no había quién se afilie”. 
Acto seguido hizo su recomendación. El presidente “debió haber dejado sin efecto con un DNU la parte de prepagas y retomar la capacidad del Estado para regular el precio de las prepagas”. 

Y agregó: "El presidente es muy dogmático, el mercado no tiene fallos, los empresarios son héroes.Él quiere acomodar la cabeza al sombrero. La cabeza no se achica, hay que agrandar el sombrero. Y si lo hace, lo vamos a ayudar. Si le va mal a usted, le va a ir mal a todos los argentinos".

La interna y los modales

“Se habló mucho de los modales, de la intensidad de Cristina. Después de este presidente yo soy la Condesa María Eugenia de Chikoff". 

“ Yo tenía que garantizar bajo cualquier circunstancia que en 2019 se rearmase el movimiento popular. Y nos eligieron porque se acordaban del 2015. Pero algunos se creyeron que nos eligieron por los buenos modales, y no fue así. Entonces cuando vos crees que fue por buenos modales y se olvidaron del resto. Bueno, me hago cargo”, dijo en lo más parecido a una autocrítica en todos su discurso.

“Me hago cargo de todo, no le esquivo el bulto a nadie ni a nada. Siempre voy de frente, no soy de los que tiran la piedra y esconden la mano”, aclaró. Y consideró que “dirigentes y militantes tienen que estar preparados. No podemos salir más a la bartola o ir a un canal de TV a putear a otro compañero. No es hora de reproches, es hora de reflexión”.

Sobre la educación pública

Al hablar sobre la educación pública, la expresidenta remarcó que durante sus años de gestión “podría decir que la universidad fue realmente buena, estoy conforme”. “No tendríamos tantos universitarios si no hubiéramos creado las universidades que creamos. También tenemos que rediscutir en la escuela primaria y secundaria”, añadió.

Sobre el ajuste en la educación estatal, CFK resaltó que “tenemos que discutir en serio la educación, porque los recursos son escasos”. “El presidente habla de adoctrinamiento en el colegio. Si hubiéramos adoctrinado en el colegio, él no sería presidente”, criticó.

“Hay que estudiar, formarse y salir a discutir, pero no pelotudeces. Están discutiendo para ver cómo cambian la vida de los dirigentes, hay que trabajar y discutir para mejorar la vida de la gente”, concluyó.

El cierre

Hubo un largo tramo de análisis muy técnico sobre la situación de la energía y la evolución de la capacidad de generación, el tipo de energía generada y los kilómetros de líneas de media tensión que se desarrollaron, en que abundó en precisiones sobre el marco regulatorio, las condiciones económicas y la rentabilidad de las empresas del sector.
En el último tramo del discurso, Cristina Fernández de Kirchner pidió “a todos los compañeros, militantes y compatriotas en general que por favor aunemos esfuerzos”.

“Es necesario rediscutir el país que queremos, tenemos una inmensa responsabilidad como oposición de rediscutir ese país. Reconociendo lo que hicimos, admitiendo lo que nos faltó y mirando para adelante”, reflexionó.

“Siempre hay que mirar para adelante. Muchas gracias a todos y a todas, los quiero mucho”, concluyó la expresidenta en Quilmes.