La Guardia Civil española ha localizado en un pueblo de Navarra a un hombre que desapareció hace más de 21 años de Bilbao y cuyos familiares —exesposa, hijos y hermanos— tardaron seis años en dar la voz de alarma. El hombre se fue sin dejar rastro hace más de dos décadas y, antes de su total desaparición, su familia tuvo contacto directo con él por última vez en Año Nuevo de 2003. Los parientes denunciaron finalmente la marcha en 2009, cuando el desaparecido ya había rehecho su vida con una familia de feriantes, con la que desde 2007 y todavía hoy, cuando cuenta 69 años, recorre el norte del país de feria en feria.

El hombre no ha contactado en todo este tiempo con su familia biológica, que supo por terceras personas que su pariente seguía vivo, y, una vez hallado, el desaparecido ha dado permiso al instituto armado para le diga a una hermana que aún lo buscaba que está vivo. La Guardia Civil ha contado que ha sido encontrado en Caparroso (Navarra, 2.786 habitantes), a 236 kilómetros de distancia del lugar de donde se esfumó.

Los guardias de Bizkaia que han logrado dar con el paradero de este hombre han emitido una nota en la que informan de que la primera denuncia por desaparición fue presentada en Barakaldo (Bizkaia) en el año 2009. En ella, los familiares aseguraron que la última vez que lo vieron fue el 1 de enero de 2003; que creían que el hombre vivía como un sintecho en la calle, en el barrio de Zorrotza (Bilbao), y que tenía problemas económicos y médicos. En aquel momento, los agentes encargados del caso acudieron al último domicilio facilitado por los familiares y buscaron al varón por las calles próximas, sin resultado. El nombre quedó registrado en las bases de datos de desaparecidos.

En aplicación del Protocolo de Actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ante Casos de Personas Desaparecidas por el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), la Guardia Civil tomó el ADN de uno de sus hijos por si era preciso realizar una identificación. De nuevo, sin respuestas. Tampoco se encontró ningún certificado de fallecimiento en el Registro Civil ni constaba como empadronado en ningún ayuntamiento. Ni rastro.

La primera prueba de vida llegó en 2013, 10 años después del último contacto directo y cuatro desde el inicio de las pesquisas. Entonces, desde el CNDES comunicaron a la Guardia Civil de Bizkaia que una persona con el nombre del desaparecido había renovado su DNI, lo que permitió abrir una nueva vía de investigación. La Policía Judicial verificó que el buscado estaba cobrando una pensión y que solía hacer dos retiradas de efectivo al inicio de cada mes en una sucursal bancaria ubicada en Caparroso, donde disponía de una cuenta corriente.

Los agentes de la Guardia Civil se desplazaron al pueblo, donde lograron localizar a su objetivo el pasado 19 de marzo en perfecto estado de salud. Tras la sorpresa inicial, el varón les comunicó que actualmente reside con una familia de feriantes, y que, desde el año 2007, viaja con ellos de feria en feria por el norte de España.

Al tratarse de una desaparición voluntaria de un mayor de edad, la persona hallada puede decidir si autoriza a los investigadores a informar o no de su ubicación a sus familiares o a quien haya interpuesto la denuncia. Si no da su autorización, el cuerpo policial se limita a comunicar a los denunciantes que el buscado está vivo y que no desea ser localizado. En este caso, el hombre sí quiso que los agentes facilitaran sus datos a su familia más próxima. Como no tenía teléfono, les dio el de una persona con la que convive ahora, e incluso expresó que podían llegar a visitarle. El 20 de marzo, la Guardia Civil notificó su aparición a una de las hermanas.

La familia y el hombre ya han tenido el primer contacto tras algo más de 21 años que han pasado separados por una distancia que se recorre en apenas tres horas de carretera.

Fuente: El País.