¿Qué perspectivas se abren para el litio con la llegada de Batakis a Economía?
La nueva ministra tiene una diplomatura en litio, un recurso clave que podría significar una fuente de ingreso de dólares. Participó en la conformación de la Mesa Nacional del Litio y su propuesta es generar valor agregado. Especialistas critican que su discurso se plegó al de las empresas del sector.
Silvina Batakis llegó al ministerio de Economía en medio de una crisis interna del oficialismo y con varios frentes en materia económica. Uno de ellos es la restricción externa, una carencia de dólares que sufre la Argentina hace años. En la búsqueda de soluciones, uno de los sectores que aparece como posibilidad es el del litio, que la nueva ministra conoce bien ya que tiene una diplomatura en la materia. ¿Qué panorama se abre en este sector con la llegada de Batakis a la cartera económica?
En su primera aparición mediática luego de asumir -la entrevista que concedió a C5N-, Batakis dijo que Argentina "tiene las condiciones tambien de mineria para ser el desarrollador de baterias de litio" y destacó el trabajo de los gobernadores de las provincias litíferas en pos de diversificar la matriz productiva nacional. Junto a esos gobernadores, Batakis es parte de la Mesa Nacional del Litio conformada en abril del año pasado, desde su cargo de secretaria de Provincias del Ministerio del Interior.
En una entrevista con AM 530 Somos Radio de aquella época, Batakis trazó su pensamiento respecto al litio y sostuvo que "no debemos quedarnos solamente en lo extractivo".
"El segmento de pasar del polvo de litio a la celda es el que mas valor agregado nos va a dar y va a generar más puestos de trabajo. Hay que apostar a ese sector", definió por aquel entonces la flamante ministra. Ese es el eje de su pensamiento.
Esta industrialización alberga alguna esperanza en desarrollos tecnológicos como el realizado entre Y-Tec -una rama de YPF para nuevas tecnologías-, la Universidad Nacional de La Plata y el Conicet: baterías de litio realizadas íntegramente con minerales presentes en suelo argentino.
"En los próximos 15 o 20 años la demanda de litio para baterias va a crecer exponencialmente, eso las provincias lo saben y por eso la idea es trabajar de manera conjunta, no con políticas provinciales", soltó la ministra en esa conversación radial de abril de 2021.
Sin embargo, la postura de Batakis tiene sus críticos. Bruno Fornillo, miembro del Foro de Especialistas en Litio de la República Argentina y del Grupo de Estudios en Geopolítica y Bienes Comunes, le contó a Cba24N que fueron convocados por Batakis el año pasado, aunque la experiencia no lo dejó conforme: "La conocimos bien, conocimos qué pensaba.
Expuso en el Primer Encuentro Nacional del Litio. Lo que piensa es simplón: que hay que ver cómo hacemos infraestructura para garantizar la explotación del litio en las provincias y cosas que no tienen goyete".
"Su secretaría se subordinó a acompañar, e incluso acrecentar, la consistencia de la Mesa del Litio comandada por los gobernadores de las provincias litíferas. Asumió el discurso de las provincias, directamente, lo contrario a lo que tendría que haber hecho", opinó Fornillo, y remató: "El discurso de las provincias y de los gobernadores es el discurso de las empresas".
Para el especialista, la política litífera del actual gobierno "consolidó" el rumbo que había trazado el macrismo. "Manejamos la hipótesis de que para una posición soberana no habría peor gobierno que el actual", sentenció Fornillo.
Durante la pandemia, la inclinación al capitalismo verde por parte de los países potencia se multiplicó. Eso disparó la demanda del litio, cuyo precio pasó de 10 mil dólares la tonelada a más de 50 mil. Fornillo criticó el accionar del gobierno en este marco: "Recién ahora empezaron a tratar de obligar a que el precio del litio no esté subvalorado, porque hubo una resolución de AFIP que estableció un precio de referencia". La medida se tomó a fines de mayo de este año.
El investigador explicó que las empresas vendían el litio a sus filiales en el extranjero a un precio que llegaba a ser hasta diez veces menor al real, con las lógicas consecuencias para la recaudación tributaria. Además, son las propias empresas las encargadas de hacer las declaraciones juradas de lo que exportan. Las sospechas son las mismas que en rubros con el agropecuario o el pesquero: una altísima evasión fiscal y salida de producción por la frontera sin pagar impuestos.