20-D y tolerancia social ante el cambio que impulsa el nuevo gobierno, según las últimas encuestas
Mucho tiempo atrás, la expresión “luna de miel” se empleaba para graficar el lapso inicial que un gobierno electo solía transitar con fuerte apoyo de la opinión pública, una suerte de analogía con la situación de “romance” de una pareja recién formada.
Luego, se habló de “período de gracia”, despojando a la imagen de connotaciones románticas pero manteniendo la idea de un tiempo variable (con matices, entre 90 y 100 días) con el que un flamante presidente podía contar con elevadas dosis de tolerancia social para implementar un paquete de medidas.
¿Cuál es la tolerancia social con que arranca el presidente Javier Milei, según las últimas encuestas nacionales?
De acuerdo a la medición más reciente de Zuban Córdoba & Asociados, casi un 33% de los electores está dispuesto a darle todo su mandato, un guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto obtenido por La Libertad Avanza (LLA) en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de agosto (PASO) y la primera vuelta de octubre: 30%. Luego de esa primera minoría, hay un 27,4% que le concede apenas 3 meses, lo que se ubica en el orden de magnitud del caudal obtenido por Unión por la Patria (UP) en las PASO.
Entre estas dos posiciones extremas de máximo y mínimo aguante se ubican otras tres posturas, que van desde una tolerancia de 6 meses (10,6%), 1 año y 2 años (ambas en torno al 9%; gráfico arriba).
El Observatorio de Psicología Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (OPSA/UBA) midió la misma variable, pero con otro arco temporal. En este caso, casi la mitad de los electores (49%) le daría más de un año y casi un 20% concedería apenas entre 1 y 3 meses; entre esos dos extremos aparecen intermedios con plazos de 3 a 6 meses (13%), de 6 a 9 meses (9%) y de 9 a 12 meses (gráfico arriba).
Si buscamos recurrencias para identificar regularidades estadísticas entre ambas encuestas, observamos que entre 31% y 38% del electorado tiene una baja tolerancia social, guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del caudal obtenido por UP entre las primarias y la primera vuelta (de 27% a 37%), mientras que entre 42% y 49% estaría dispuesto a concederle más de 12 meses, un guarismo que está por debajo del 55,6% de los votos obtenidos por Milei en la segunda vuelta. Esto sugiere que la porción de electores dispuestos a otorgarle un apoyo en un plazo amplio es inferior a la que lo votó en el ballotage.
Esa hipótesis de tolerancia acotada encuentra un principio de explicación en la distribución relativa de optimismo vs pesimismo que reporta Zuban Córdoba (gráfico arriba): la primera minoría en términos actitudinales es la que se identifica con mucho pesimismo (40%), a lo que se suma 6,3% algo pesimista para ubicarse en un guarismo que está en el mismo orden de magnitud del voto obtenido por UP en el ballotage: 44,35%.
En tanto, “mucho pesimismo” ronda el 37% y algo optimista el 15%, lo que acumula 51,2%, algo por debajo del 55,6% que votó a Milei en noviembre. Esto perfila una sociedad polarizada, donde el nuevo presidente sólo genera elevado optimismo entre quienes lo votaron en primera vuelta (casi 79%) y quienes eligieron a Patricia Bullrich (56,4%), mientras que el máximo pesimismo se impone entre quienes votaron por Sergio Massa (casi 90%), Juan Schiaretti (66,2%) y Myriam Bregman (75%).
El panorama es aún más crítico al medir la variable confianza, lo que hizo Circuitos en su última encuesta nacional: casi 42% de los electores dice tener mucha en el presidente, muy por debajo del caudal que alcanzó en el ballotage, mientras que casi 38% no tiene confianza, guarismo consistente con el voto a UP en primera vuelta (gráfico arriba).
Entre esos dos polos quedan un 7,6% de confianza acotada y 12,6% de indecisos, que pueden torcer la balanza hacia uno u otro lado en el período crítico en que el nuevo gobierno procure llevar adelante su programa.
Finalmente, el dato que mejor expresa los desafíos en materia de tolerancia social es la distribución de actitudes que genera un paquete de nuevas medidas que hasta ahora sólo se conoce parcialmente: según Circuitos, una primera minoría de casi 47% no está de acuerdo, lo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto de UP en el ballotage, mientras que 41% acuerda; eso se corresponde con el segmento que tiene mucha confianza en Milei, pero está muy por debajo del voto que logró en el ballotage.
Con este plexo de tendencias, hoy 20 de diciembre el gobierno enfrenta un doble test:
- La marcha a 22 años de la represión del 2001 que marcó el fin de la presidencia de Fernando De la Rúa en el contexto del protocolo anti piquetes definido por la ex funcionaria de aquella gestión y ahora ministra de Seguridad del actual gabinete.
- Las repercusiones de las próximas medidas, que podrían tener el formato (polémico) de decreto de necesidad y urgencia (DNU) presentado en cadena nacional.