El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) publicó este lunes un duro comunicado en el que declaró el estado de emergencia en la especialidad.

Desde la entidad advierten que el sector atraviesa una crisis que hace peligrar la posibilidad de colocar stents o efectuar angioplastías por lo que ya se están reprogramando prácticas y hay demoras de varios meses.

Mariano Rubio, delegado de CACI en Córdoba, explicó en Radio Universidad que el stent y los insumos necesario para la intervención quirúrgica han aumentado considerablemente. Estimó una suba del 500% en el último año.

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“Desde el año pasado lo veníamos advirtiendo y llegamos a un punto que los aranceles que cobramos no alcanzan para comprar estos materiales que se han ido de forma excesiva”, expresó.

Desde el CACI reclaman soluciones a mediano plazo para evitar que “toda la actividad se vea paralizada”.

Desde el Colegio, advirtieron: “de no mediar una solución en el mediano plazo, toda la actividad va a verse paralizada, generando un impacto incalculable sobre la salud de la población a lo largo y a lo ancho de toda la Argentina”, advirtió el CACI.

“Esto es un problema a mediano plazo. Estamos en la delgada línea de hacer las prestaciones a dejar de hacerlas”, remarcó Rubio.

En Argentina y en el mundo, las afecciones cardíacas son la principal causa de muerte.

"Los especialistas, en lugar de concentrarnos en la realización del procedimiento, tenemos que estar pendientes de conseguir los insumos mínimos necesarios para su realización y, muchas veces, trabajar en condiciones muy precarias”, indicó Juan José Fernández, presidente del Colegio y cardioangiólogo intervencionista al diario Perfil.

El CACI destacó además que la diferencia salarial que existe en comparación con otros países provoca que muchos profesionales emigren. "En Argentina, hay una gran dificultad en sostener el trabajo por las pobres condiciones a las que son sometidos estos profesionales. A eso se le suma que en la mayoría de los casos los médicos cobran a los 90, 120 y a veces 150 días después de asistir al paciente, sin ningún tipo de interés ni indexación", alertaron.

"El costo de los equipos y de los insumos han aumentado en forma exponencial —entre un 300 y un 500%—; estos incrementos no se han visto reflejados en los centros asistenciales donde se realizan estos procedimientos y que las Obras Sociales y Sistemas de Medicina Privada pagan”, indica el comunicado.

Según el comunicado, se están dando las condiciones para una "tormenta perfecta sobre esta imprescindible disciplina médica que atiende y asiste a una porción importante de la población". 

“El momento que dejemos de atender los infartos, vamos a retroceder 20 años en el tratamiento y de un día para el otro”, concluyó Rubio.