Detectaron dos casos de Cándida auris en Argentina, el "súper hongo" que genera alerta
Se trata de dos pacientes tratados en una clínica porteña. Este patógeno es resistente a los fármacos y suele presentarse en entornos hospitalarios. Sostienen que “crece como la levadura”.
El Ministerio de Salud informó que se detectaron en Argentina los dos primeros casos de Cándida auris, conocida también como “súper hongo”, que crece como la levadura y es resistente a los fármacos. Los pacientes afectados fueron tratados en una clínica de la ciudad de Buenos Aires que “no compartieron el mismo ámbito en el mismo momento”.
Justamente, los casos de Cándida auris suelen aparecer en centros de atención médica o asilos de ancianos, en general, en pacientes con inmunidad baja.
El primer caso se trata de una persona que estuvo internada desde el 2 de octubre en la unidad de cuidados intensivos de una clínica porteña, que vino derivada de una clínica del exterior, en un vuelo sanitario. Este paciente continua hospitalizado.
Tras los estudios de rigor, las autoridades sanitarias argentinas enviaron, entonces “un requerimiento de información al país de procedencia del caso sobre antecedentes de patógenos en la clínica donde estuvo internado uno de los pacientes”.
El otro aislamiento corresponde a un paciente que fue tratado de forma ambulatoria en la misma clínica, donde el 13 de octubre se le realizó un cultivo de líquido peritoneal en el que se aisló una levadura identificada como Cándida auris.
¿Cómo se contagia y quiénes pueden infectarse con el “súper hongo”?
La Cándida auris es un hongo que se transmite a través del contacto con ambientes contaminados o con personas infectadas. Fue aislado y descrito por primera vez en 2009, en el canal auditivo de una mujer en Japón -auris proviene de “oreja”-. Desde entonces, fue detectada en, al menos, 47 países.
En general, este hongo afecta a personas que tienen su sistema inmunológico debilitado, por ello es que se han encontrado casos en centros médicos o asilos de ancianos. Los brotes se han asociado a la propagación por el contacto con pacientes infectados y superficies o instrumentos o equipo contaminados.
Esta infección afecta generalmente a pacientes que requieren de cuidado a largo plazo y a aquellos con algunas condiciones subyacentes o que se encuentran conectados a respiradores artificiales o catéteres.
¿Cuáles son los síntomas y la peligrosidad?
Los síntomas más comunes de la Cándida auris son fiebre y escalofríos que no mejoran después del tratamiento con un antibiótico. Es necesario por ello la consulta al médico si una persona cree estar enfermo de una afección fúngica o asociada a la atención de la salud. De hecho, para detectar la Cándida auris, que suele confundirse con otros hongos, se requiere tecnología de laboratorio especializada.
El denominado “súper hongo” puede causar “infecciones invasivas sanguíneas y de otros tipos, especialmente en los pacientes que están internados por largos períodos y tienen patologías de base. En estos casos,1 de cada 3 pacientes mueren durante el primer mes de haber sido diagnosticado. Tiene una alta tasa de mortalidad: 30 a 60 por ciento.
Lo que convierte en más riesgosa a esta afección es su resistencia a los fármacos. “Los medicamentos antimicóticos que comúnmente se usan para tratar otras infecciones por Cándida con frecuencia no tienen efecto en la auris”, dice la página de la CDC, que añade: “Algunas cepas aisladas de C. auris son resistentes a las tres clases principales de medicamentos antimicóticos”.
Es un hongo altamente transmisible (persiste en las superficies). El contagio se centra, casi sin excepción, al ámbito hospitalario, en general, y un grupo muy específico y pequeño de personas, en particular. Los efectos en personas sanas son nulos. La Cándida auris es un tipo de hongo “oportunista”: precisa un huésped “dispuesto” a dejarlo proliferar.
Los pacientes más sensibles a contraer la infección son quienes tienen un cuadro grave por algún motivo: o postquirúrgico o están en terapia intensiva, ya que pueden tener catéteres endovenosos o sondas (artículos que predisponen este tipo de infecciones) y suelen ser tratados, además, con múltiples esquemas de antibióticos.
También son plausibles de contagiarse los diabéticos, con cirugías, pacientes con catéteres venosos, arteriales y sondas, o paciente con disminución del número de neutrófilos son grandes ejemplos de personas con riesgo de contraerlo.
Además, corren riesgo quienes vienen de ingerir grandes cantidades de antibióticos de amplio espectro. Esos medicamentos barren toda la flora bacteriana del cuerpo, incluso los microorganismos esenciales para resistir el ingreso o proliferación de patógenos complicados, como, por ejemplo, candida auris.
Fuentes: La Nación y Vía País