La cruz gigante de fondo parece haber sido parte de una puesta en escena nefasta. Mientras en la Cámara Baja se discutía la posibilidad de su expulsión, apareció una foto de los seis diputados de La Libertad Avanza en un salón de la cárcel de Ezeiza.

La imagen tiene casi un mes, pero genera fuerte rechazo, por un lado, pero también grafica el clima de época en Argentina.

Allí parados, unos más el frente y otros más ocultos (como Alfredo Astiz, a la izquierda), posan doce condenados por delitos de lesa humanidad.

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Una de las diputadas presentes, Romina Bonacci, quien adujo haber ido a la reunión del 11 de julio engañada, había confiado que Raúl Guglielminetti, un exagente condenado por su actuación en el Batallón de Inteligencia 601, le entregó una carpeta con un proyecto vinculado a prisiones domiciliarias para genocidas a Beltrán Benedit, el legislador que encabezó la visita al penal y posó con una carpeta marrón en mano.

A la instantánea la completan sentenciados por crímenes de lesa humanidad: Mario Marcote, Miguel Britos, Honorio Martínez Ruiz, Adolfo Donda, Marcelo Cinto Courtaux, Julio César Argüello, Manuel Cordero, Gerardo Arráez, Antonio Pernías y Carlos Suárez Mason (hijo).

Además, están los otros cuatro libertarios: María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra y Lourdes Arrieta.