Historia de colores: el colonialismo portugués
Todas las camisetas del Mundial tienen una historia detrás que espera por ser contada. Es el turno de la camiseta de "los Lusos".
El histórico color bordó, o a veces el rojo oscuro, combinado en algunos casos con el verde oscuro también, no sólo remiten a la bandera, sino también a los vinos portugueses.
Hay dos historias relacionadas con la camiseta de la selección que nos hablan de la historia de Portugal.
Una tiene que ver con su escudo, que no es más que el escudo de la familia realde los Braganza. Con un detalle: Portugal es una república desde 1910. Como suele suceder, el fútbol no es más que un reflejo de muchas otras cosas que ocurrensocialmente. Una contradicción que no es de la camiseta de la selección, sino de una república que sigue teniendo después de más de un siglo, un emblema monárquico.
Otra contradicción que también nos remite a la camiseta es que esa república siguió siendo un imperio, basado en sus posesiones colonialistas en África. A principios del siglo 20, las potencias europeas con más colonias africanas eran: Inglaterra, un imperio, Alemania, un imperio, Italia, un reino, España, un reino, Bélgica, un reino. Y dos repúblicas, ahí está la contradicción disruptiva: Francia y Portugal.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, comenzó la ola de descolonización, que se concentró principalmente en las décadas del 50 y 60. Pero hubo una potencia colonialista que obstinadamente mantuvo sus colonias: Portugal. Recién en 1974 la Revolución de los Claveles terminó con la larga dictadura fascista de Oliveira Zalazar. Y un año después obtuvieron sus independencias Cabo Verde, Guinea Bisáu, Santo Tomé y Príncipe, Angola y Mozambique. Y allí vamos: en 1966 Mozambique era todavía colonia de Portugal.
La selección tuvo su primer mundial ese año, en Inglaterra, cuando sorprendió al mundo con un juego vistoso y logrando el tercer lugar, con un goleador implacable, Eusebio. Le decían La pantera negra, fue un símbolo del Benfica y de la selección portuguesa, pero también un símbolo de ese colonialismo, cada vez que uno recuerda dónde nació.