Comienza el juicio por la muerte de Samir Velázquez en una fiesta electrónica
Aunque ya hubo una condena por delitos conexos, mañana la Cámara Octava del Crimen comienza a juzgar a los cuatro acusados por el homicidio culposo del joven.
El fallecimiento de Samir se produjo en 2019 y ya se concretó un primer juicio por “facilitar el lugar para la comercialización y consumo de drogas agravado", instancia en la que fueron condenados tres de los cuatro acusados.
Pero estaba pendiente el juicio más importante, el que comenzará mañana en la Cámara Octava del Crimen a los cuatro acusados por este hecho: Alejandro Aguirre, Ricardo Marconi y Gonzalo Ortiz imputados como coautores de Homicidio Culposo, y Ariel Carlettini como partícipe necesario del homicidio, pero a quien además se juzgará por Usurpación de Títulos.
La muerte de Samir
Samir Andrés Velasquez tenía sólo 20 años y murió el 6 de octubre del 2019 en una fiesta electrónica clandestina en una casa quinta ubicada en el sur de la ciudad, en la zona de Camino a 60 Cuadras.
El encuentro no tenía habilitación y el servicio médico era trucho. Samir se desvaneció mientras bailaba y cuando lo llevaron al Hospital Florencio Díaz ya había fallecido.
La autopsia posterior confirmó que había consumido etanol y éxtasis, que fue lo que le provocó una insuficiencia cardiorespiratoria fatal.
Cómo sigue ocurriendo de modo sistemático en nuestros días, la fiesta había sido promocionada por whatsapp y otras redes sociales y logró reunir entre 200 y 300 personas.
Los organizadores, no habían gestionado ninguna autorización de la Municipalidad pero además, con la obvia intención de aumentar sus ganancias, contrataron al auxiliar en enfermería Carlettini para que concurra con un utilitario ploteado como si fuera una ambulancia y que se hiciera pasar por médico.
Cuando Samir se descompensó, el falso médico pretendió atenderlo para finalmente trasladarlo en la falsa ambulancia a la guardia del hospital donde lo abandonó y se dio a la fuga.
Por estos días, combatir fiestas se ha transformado en una iniciativa sistemática de la seguridad policial, fogoneada en persona por el ministro Quinteros, pero están muy presentes las muertes de Francisco Mignola en el 2014 (que ya se juzgó en la Cámara Séptima), y la de Tania Abrile en el 2016, cuyo juicio debería comenzar en noviembre en la Cámara Sexta.
La muerte de Alejandra Mara Pereyra, la mujer que murió después de asistir al show de Hernán Cattaneo en Forja en Junio de este año, todavía espera por justicia.
Todas, muertes evitables. Algo debe cambiar.