Educar y proteger, valores de la Reserva Natural de Cañada de Luque
Un pequeño refugio para animales y vegetación que se hizo parte del paisaje en el norte de Córdoba reabre sus puertas.
Una grata noticia para el campo, el bosque cordobés se presenta con la Reserva Natural de Cañada de Luque.
Surgida de una historia digna de una película, el espacio cuenta desde hace unos años con el asesoramiento de la Fundación “Mil Aves”. Ya regularizada por ordenanza municipal, resulta una bocanada de aire fresco para la región.
Por estos días, su reapertura después del cierre debido a la pandemia es la gran noticia, merced a la gestión del intendente Rubén Velázquez.
Ubicada en cercanías a la Ruta 17, entre Totoral y Obispo Trejo, la ‘Reservita’ tiene sólo 7 hectáreas, pero simbólicamente un valor incalculable.
De ingreso gratuito, sólo demanda sacar turno para la visita.
“Esta reserva surgió de un poblador local, nacido en el lugar, que se dedicó a criar cabras en la zona. Para hacerlo necesitaba del monte nativo, para alimentar las cabras, para que tengan sombra y también refugio. Preservó todo como estaba y, cuando murió, la Municipalidad de Cañada de Luque le compró el campo; nosotros le propusimos preservarlo”, dice Guillermo Galliano, integrante de la fundación.
Verdones, corbatitas, reinas moras, cardenales, crespines o el cuclillo de canela pueden verse en la recorrida por los dos senderos que recorren sus pajonales y bosques.
Dicen que la idea es “educar y concientizar”, ya que el espacio protegido es pequeño, aunque no menor la relevancia de mantener viva la vegetación y los animales nativos del lugar.
Galliano celebra que el lugar esté “próximo a montes privados que crean un corredor bio-geográfico, para que los animales puedan transitar a lo largo de las distintas regiones”. Aduce que, si se fragmenta, se corren riesgos diversos.