Parece un típico bar de otras épocas del centro de la ciudad: despojado, paredes de color indescifrable, sin ventanas, escasamente iluminado por tubos fluorescentes, una barra amplia, mesas y sillas distribuidas sin un criterio claro. Algunas mujeres y muchos hombres, grandes en su mayoría, todos concentrados en sus anotaciones. Lo único que llama la atención son 4 ventanillas atendidas por cajeras prolijamente uniformadas y numerosas pantallas distribuidas en las paredes, todas sintonizando lo mismo: carreras de caballos. 

Está a metros de Colón y General  Paz ya cientos de kilómetros de donde se origina la acción que motiva la presencia de los parroquianos en el lugar. Es una de las dos Agencias Foráneas de Carreras de Caballo que funcionan en Córdoba y cubre además de las expectativas de los Turfman (burreros en la jerga) de varias ciudades cercanas. 

Es una de las dos Agencias Foráneas de Carreras de Caballo que funcionan en Córdoba. Ezequiel Luque
Es una de las dos Agencias Foráneas de Carreras de Caballo que funcionan en Córdoba. Ezequiel Luque

A poco de estar en el lugar la impresión original de bar del montón cambia a lo que es: un verdadero hipódromo a distancia. Nombres de caballos, jockeys, cuidadores, distancias y combinaciones de apuestas posibles, van ganando las conversaciones. 

“Esto es lo mismo que si estuvieras en Palermo, La Plata o San Isidro”, dice Mariana Medina, encargada de la agencia, “la gente viene, apuesta y ese dinero ingresa on line al pozo en el que se acumulan lo del Hipódromo de orígen más las jugadas de todas las agencias del país”. 

La apuesta mínima es de 2 pesos (si, 2 pesos) y no hay límite hacia arriba. Se paga en efectivo y en el momento; si el premio es demasiado grande, se acuerda el pago con el ganador. La jornada arranca pasado el mediodía y se extiende durante 12 o 15 carreras que se alargan cada media hora. Las apuestas posibles son múltiples: ganador, exacta, imperfecta, trifecta, combinada, trifecta con llave, cuatrifecta.

En Colón y General Paz funciona todos los días del año, con excepción de navidad y año nuevo. 
Ezequiel Luque
En Colón y General Paz funciona todos los días del año, con excepción de navidad y año nuevo. Ezequiel Luque

En la media hora que separa cada carrera, las pantallas devuelven al mismo tiempo los aprestos de los competidores en la pista y la evolución en tiempo real de las apuestas. Es el momento de preparar la jugada. “Tenés que analizar las expectativas en función de cómo vienen jugando a cada caballo: cual es el favorito, a cuál nadie le pone un peso... eso te lo va mostrando la transmisión”, dice Pedro un jubilado bancario que hace décadas concurre al mismo lugar. “Y después analizar al competidor: quién lo corre, qué pedigree tiene, quién es el cuidador, cómo le fue en anteriores carreras; todo eso está acá”, dice señalando con la lapicera el programa. 

Hay otros que son más sofisticados en materia de estadísticas. “Yo uso una aplicación que tiene muchos más datos que el programa”, dice Jesus quien asegura que es burrero desde que era niño pero que nunca fue a ninguno de los hipódromos en los que se corren las carreras que lo distraen casi a diario. Los más obsesivos pueden comprar en el lugar las distintas versiones de las históricas revistas Palermo Rosa y Palermo Blanca que contienen la vida y obra en detalle de cada pura sangre. 

Un apostador usa una linterna para revisar la revista con la información de cada caballo, antes de la carrera. 
Ezequiel Luque
Un apostador usa una linterna para revisar la revista con la información de cada caballo, antes de la carrera. Ezequiel Luque

En el mundo del turf, a la posibilidad de ganar plata se le suma un elemento que lo emparenta con el fútbol o los autos: la pasión. “A veces cuando gana un caballo al que aposté, grito como si fuera un gol de Messi”, confiesa Giani que se traslada varias veces por semana desde Villa Allende. “Soy jubilado, tengo 73 años, ya no se puede ir al cabaret (y a mi edad para qué iría) —agrega con picardía— ¿que voy a hacer?...vengo acá, me junto con amigos y me tiro unos pesos. Por ahí con 100 o 200 pesos me paso toda la tarde”, cierra. 

Los vendedores ambulantes dejan sus productos en la entrada, para jugar. Ezequiel Luque
Los vendedores ambulantes dejan sus productos en la entrada, para jugar. Ezequiel Luque

Esa pasión que describe Giani es transversal. “Acá encontrás de todo”, detalla Mariana Medina, “desde vendedores ambulantes y manteros que dejan las cosas en la entrada y se quedan un par de carreras, hasta Jueces, Fiscales, comisarios retirados y en actividad, penalistas conocidísimos,...lo que busques”. Giani apunta hacia una mesa del costado: “Hasta recién estaba sentado ahí...es tímido, los vió a ustedes y se fue”, dice respecto de una vieja gloria del fútbol cordobés, habitué de la agencia. Sin embargo, no todos tienen el mismo perfil. “Están los timberos clásicos que juegan a lo que venga y son capaces de pasar derecho del casino a la agencia, están los burreros de alma que vienen porque aman las carreras y también hay mucha gente sola que encontró en los caballos una manera de acortar el día” explica Mariana. “Yo he visto gente dejar la casa acá y a otros que te pasan la tarde con 10 pesos”, cuenta. 

Antes de la pandemia había 6 agencias; hoy sólo quedan la del centro y la del Hipódromo en Barrio Jardín. Ezequiel Luque
Antes de la pandemia había 6 agencias; hoy sólo quedan la del centro y la del Hipódromo en Barrio Jardín. Ezequiel Luque

Lo que parece no haber es recambio generacional. “Acá vienen, fundamentalmente hombres, de más de 50 años, algún que otro de 40 y de 30 casi no hay”, dice Mariana. “Por ahí en el Hipódromo de Barrio Jardín va más gente jóven que está ligada directamente a la actividad: cuidadores, propietarios, aprendices de jockey”, agregan Ezequiel Quintana, cuidador,  y Lucas Bonet, propietario de algunos caballos y claramente los más chicos del salón. “Yo siempre le digo a estos —dice Giani apuntando a sus contertulios — miren por encima de sus hombros las cabezas de los que estamos acá…¡todas peladas, viejo!. Si seguimos así esto se muere con nosotros”.

 Antes de la pandemia, bajo la órbita del Jockey Club había 6 agencias; hoy sólo quedan la del centro y la del Hipódromo en Barrio Jardín. “Nosotros abrimos en agosto del año pasado con aforo que con el tiempo se fue ampliando. Hay días en que concurre más gente que la permitida por lo que hacemos turnos de dos horas…¡no sabés el trabajo para que los que están adentro dejen entrar a los de afuera!”. Con 20 años en el rubro, Mariana Medina destaca que en tiempos de crisis en cuando más afluencia de público se nota.

La jornada arranca pasado el mediodía y se extiende durante 12 o 15 carreras que se alargan cada media hora.
La jornada arranca pasado el mediodía y se extiende durante 12 o 15 carreras que se alargan cada media hora.

Faltan minutos para la carrera. De repente las mesas se vacían y se forman colas en las ventanillas. La pantalla devuelve la imágen de los caballos en las gateras en posición de largada. Cuando suena la campana y el relator lanza el tradicional “larrrrgaroooonnn”, todos se ubican en sus lugares. Durante unos segundos hay silencio, después empiezan los murmullos que se transforman en palabras firmes de aliento cuando los competidores encaran la recta final. “¡Dale 9 metete que enganchó la trifecta!”, empuja Giani cuando quedan menos de 200 metros. Cuando los caballos cruzan el disco, ocurre el éxtasis: puños apretados, gritos que vienen desde distintos puntos del salón, puñetazos sobre la mesa, puteadas, gestos de desilusión y el ruido de boletos que se rompen, se arrugan o flamean orgullosos en la mano de los ganadores “¡Se metió el 9, ¿lo viste?, clavé la trifecta...vamos 9 viejo, nomás!” dice Giani mostrando el suyo.

Un apostador rompe los boletos con su jugada después de la carrera. Ezequiel Luque
Un apostador rompe los boletos con su jugada después de la carrera. Ezequiel Luque

El microdocumental fue producido por: 

Entrevistas y Producción General: Daniel Migani

Cámara y Dirección: Daro Almagro

Asistencia General: Florencia Pon

Foto Fija: Ezequiel Luque

Edición: Lucas Schiaroli

Cantor Tango: Nicolás Abosky

Cordinador de Contenidos Especiales: Waldo Cebrero