Cada 13 de julio se celebra el Día Mundial del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una alteración del neurodesarrollo que se inicia generalmente en la infancia, y afecta áreas del cerebro que ayudan a planificar, concentrarse y realizar tareas; tanto niños y niñas como personas adultas pueden presentar este diagnóstico.

El TDAH se manifiesta como déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad inapropiados para la edad de desarrollo y que persiste en el tiempo durante más de seis meses.

Muchas veces, esto implica dificultades al momento de desarrollarse en algunas esferas de la vida como la familiar, educativa, social o laboral.

Vale destacar, que algunos/as especialistas señalan que una definición más adecuada del TDAH sería «desregulación de la atención«, al reconocer que muchas personas con TDAH tienen suficiente atención, solo que no pueden canalizarla en la dirección correcta, en el momento correcto.

En relación a las causas, el TDAH tiene origen en múltiples factores, con un alto componente hereditario, a menudo combinado con factores ambientales.

“Si bien todas las personas podemos tener alguna dificultad atencional en lo cotidiano, para saber si es patológico o de cierta normalidad, lo ideal es consultar a un especialista, ser evaluado/a y llegar a un diagnóstico correcto”, afirma Melisa Bacaloni, integrante del Centro de Rehabilitación del Hospital Misericordia.

“Diversos especialistas alertan sobre el riesgo de sobrediagnóstico y la sobremedicación que lleva esto en niños y niñas”, indica la referente, y señala que el diagnóstico diferencial es muy amplio y heterogéneo por la “inespecificidad de los síntomas del TDAH”, y, en ocasiones, por ser estos síntomas “propios de alguna de las etapas del desarrollo y de múltiples procesos neurológicos o somáticos de otra índole”.

Por otro lado, la especialista subraya que, “si bien se cuestiona un sobrediagnóstico en la niñez, con las personas adultas ocurre lo contrario; muchas de ellas saben que las tareas cotidianas pueden resultarles difíciles, pero no llegan a la consulta”.

“El TDAH no tratado en adultos puede tener un impacto negativo en muchos aspectos de la vida, incluidos el trabajo, las relaciones y la salud mental”, expresa.

Síntomas

Los síntomas varían de acuerdo a los diferentes subtipos en los que se presenta el TDAH y a cada persona; en general suelen incluir:

Períodos breves de atención y fallas en prestar la debida atención a detalles o cometer errores por descuido.

Evitar iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o lecturas prolongadas.

Dificultad para organizar y priorizar tareas.

Dificultad para seguir instrucciones o terminar tareas escolares o laborales; procastinación.

Mala gestión del tiempo, problemas para realizar varias tareas a la vez y disfunción ejecutiva.

Cambios de humor frecuentes y desregulación emocional (incapacidad para controlar la ira o la frustración).

Olvidos frecuentes de actividades cotidianas (hacer las tareas, devolver llamadas, pagar facturas).

Distracción; con frecuencia la persona pierde cosas necesarias para tareas o actividades.

Dificultad para esperar turnos (esperar en una fila, conducir con mucho tránsito, no respetar turnos en una conversación).

Hiperactividad que puede ser física, verbal y/o emocional.

Impulsividad, que puede manifestarse como imprudencia.

Inquietud (generalmente el niño o niña juega o golpea las manos, los pies, o se retuerce en el asiento, se levanta en situaciones que se espera que permanezca sentado/a).

Si bien estas características tienden a mejorar con el crecimiento, en muchos casos, perduran hasta la edad adulta interfiriendo en la vida diaria.

Diagnóstico

El diagnóstico es fundamentalmente clínico y se determina de acuerdo a criterios definidos por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM).

Es necesaria la evaluación rigurosa de un equipo multidisciplinario, que arribe a un diagnóstico a través de:

Valoración médica (pediatría, neurología, fisiatría), para descartar posibles trastornos genéticos, metabólicos o cualquier otra patología.

Información aportada por cuidadores/as principales.

Informe del desempeño escolar.

Evaluación neuropsicológica.

Cabe destacar, que los y las docentes iniciales a menudo son las primeras personas en alertar sobre ciertos signos en el niño o niña, ya que los síntomas generalmente afectan el rendimiento escolar o irrumpen en la clase.

Tratamiento

Un abordaje individualizado y multimodal se ha demostrado como la mejor estrategia para el tratamiento del TDAH; la combinación de enfoques diferentes y complementarios ayudan a reducir los síntomas.

El tratamiento puede incluir determinados medicamentos, asesoramiento en nutrición, ejercicio, psicoterapia y entrenamiento cognitivo. El complemento con actividades recreativas que promuevan el reconocimiento de emociones y la regulación conductual, tales como el yoga, son de gran ayuda.

Es indispensable un abordaje integral en donde se trabaje en conjunto con la familia y se generen estrategias para implementar en el ámbito académico o laboral.

“Un diagnóstico a tiempo y un tratamiento adecuado con impacto en los diferentes ámbitos de la vida de la persona pueden reducir significativamente los síntomas ayudando a compensar las dificultades de quien lo padece mejorando su calidad de vida”, finaliza la referente.

Dónde consultar

La Subsecretaría de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión Córdoba cuenta con la Red Provincial de Rehabilitación, integrada por 12 centros, gratuita y accesible con equipos interdisciplinarios para el abordaje, diagnóstico diferencial e intervención terapéutica oportuna en dificultades en el neurodesarrollo.

Para más información y vías de contacto, se puede acceder a: https://ministeriodesalud.cba.gov.ar/hospitales-y-centros-de-salud/