El plantel de Boca pasó la noche previa a la final de la Copa Libertadores frente a Fluminense con total normalidad. A diferencia de lo que suele suceder en este tipo de partidos, no hubo fuegos artificiales ni otro tipo de intento por complicar con estruendos el descanso del equipo visitante.

Los cohetes en las inmediaciones del hotel en la noche anterior al encuentro ya son algo habitual en instancias decisivas de esta competencia. Si bien es algo que ocurre más que nada en territorio brasileño, hechos de esta índole también se suelen observar en Argentina y varios de los países de Sudamérica.

La dirigencia de Boca tomó nota y eligió un hotel que estuviera alejado del estadio como así también que no fuera de tan sencillo acceso. Algo similar había ocurrido en semifinales, cuando se hospedaron en un hotel cercano al aeropuerto de San Pablo y los hinchas de Palmeiras se las ingeniaron para provocar estruendos.

Más allá de que la Copa Libertadores se define en un estadio neutral, en esta oportunidad dio la casualidad de que se trata de la cancha donde uno de los dos equipos hace de local. Por eso la preocupación por cómo pasó el plantel la noche, aunque aseguran que fue con normalidad y sin problemas para el descanso.