Día final de los test en Bahréin de la F1 2023
Checo arrasa en la tabla de tiempos con 0.7 sobre Leclerc y Sainz. Hamilton, más rápido pero con otro neumático. Tandas largas excelentes del coche de Alonso (9º) y detalles de Alfa Romeo.
Serán solo test, pero Red Bull da mucho miedo, Ferrari ya no tanto, Mercedes aún no convence y Aston Martin ya se ha confirmado como una de las sorpresas agradables de la pretemporada. La tabla de tiempos no es el único dogma sobre el que extraer conclusiones en un entrenamiento, pero la ‘happy hour’ del sábado arroja demasiadas evidencias: Sergio Pérez hizo un tiempo que le habría valido la pole el año pasado por dos décimas (1:30.305) y con el mismo compuesto C4 aventajó a los dos Ferrari en siete décimas. Hay atenuantes: la vuelta de Leclerc (0.719) llegó por la mañana y la de Sainz (0.731) cuando aún era de día. El madrileño se empleó a fondo con la simulación de carrera (más positiva que los intentos anteriores), aunque la degradación parece el caballo de batalla de este monoplaza frente a un RB19 sideral. Otro más.
Entre los dos monoplazas se coló a última hora un esforzado Hamilton. Con el C4 estaba detrás del SF-23 (en dos décimas). Pero el siete veces campeón sí montó el C5 en su Mercedes y rebasó a los coches de Maranello en la tabla de tiempos. La ventaja de la goma ronda las seis décimas. Los tres días completos de la fábrica de Brackley no llaman excesivamente la atención, han sido discretos y por primera vez la fiabilidad ha dado algún disgusto. Tienen el tercer coche, pero eso no parece una buena noticia. Ya admiten en público que volverán a ganar, pero no ahora. Y la competencia por detrás empieza a apretarse… muy seriamente.
Una simulación de carrera óptima
¿Aston Martin? Repartieron el sábado entre Drugovich (que posiblemente sustituirá a Stroll la semana que viene) y Alonso. El asturiano asumió un trabajo poco vistoso con gomas C3 y la simulación de carrera, que fue excelente (aunque en un horario más beneficioso). Este AMR23 cuida los Pirelli, es un buen síntoma para aspirar al menos a esos podios ocasionales. Hay muchas variables manipulables pero la degradación no engaña. Fueron tres stint, un primero con 16 vueltas de C3 en el que el mejor crono llegó al final. En el segundo, montó la C1 por 20 vueltas y de nuevo voló en los instantes finales. Para el tercero (C2), clavó los 1:36. Siempre en la vuelta objetivo marcada por los ingenieros, da la impresión que incluso mejor.
No estaba prevista la vuelta con C4, si bien hubo un intento suelto a media tarde que le dejó con el noveno tiempo, irrelevante. De noche se colaron Tsunoda (Alpha Tauri) o Magnussen (Haas), pero la pista ya no estaba comparable. Esos coches no estarán delante del bicampeón español.
A esa altura se destaca el Alfa Romeo. Bottas lo puso tercero en la tabla con el mágico C5, pero ese coche ha gustado en todo lo que hace. Eso incluye tandas de carrera. La casa de Sauber se prepara para la llegada de Audi en 2026 y no sorprende un monoplaza tan redondo. Ya en 2022 fueron el sexto coche del Mundial y cimentaron sus resultados sobre una primera mitad de temporada muy sólida. La incógnita ahora está en Alpine, que ha hecho unos test muy opacos, cargadísimos de combustible y trabajando casi exclusivamente las tandas largas. En el garaje están bastante confiados, aspiran a pelearle el cuarto al Aston Martin. Quien no está, y se le esperaba, es McLaren. Ya se habla de las evoluciones de Bakú. Mala señal.
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