La Selección no está para jugar. Ni para apostar en Las Vegas. Está para trabajar para un Juego Olímpico. Y todo ese clima contrasta con la seriedad de la concentración de nuestra delegación. “This team is all business”, comenta un camarero que ve, sorprendido, cómo los jugadores y el staff van de sus habitaciones al comedor y de ahí a la práctica en el Cox Pavillion de la Universidad de Las Vegas.

Sólo pasan entre las distracciones cuando transitan camino al lobby, cuando se van al entrenamiento, sin siquiera detenerse a pispear la rutina de los turistas.

“En 2007, cuando vinimos a jugar el Preolímpico, vimos que varios seleccionados terminaron sucumbidos por la atracción que genera esta ciudad y todo lo que tiene... Nosotros nunca nos desviamos del objetivo y lo que pasó afuera de tradujo a la cancha, sobre todo a medida que avanzó el torneo. Acá pasa lo mismo. Tenemos que estar enfocado en lo que debemos hacer, porque no sobra tiempo”, explica Sergio Hernández.                 

Este mensaje fue parte del discurso del técnico que dio inicio a la práctica de este miércoles. Oveja marca la cancha, marca el camino. Los jugadores, súper profesionales, lo saben pero nunca está de más resaltarlo. “Tenemos en claro a qué venimos acá. No vinimos de turismo ni a conocer la ciudad, sino a preparar un Juego Olímpico”, dice Nico Brussino.

Para el alero santafesino que está a punto de cambiar de club en Europa es la tercera vez en Vegas. “Te llama la atención la cantidad de gente, su constante movimiento, de día y de noche, las luces, el juego, los hoteles, estructuras, los lujos… Acá hay otra vida, distinta a la nuestra, pero a nosotros no nos saca nada de nuestro foco, de nuestro objetivo”, explica el tirador.

Dentro de esa vida tan diferente hay algo que impacta, sobre todo a aquellos que llegaron desde Argentina: nadie, o prácticamente nadie, usa barbijos. “Sí, es otra vida en eso también. Pero, entre nosotros, tenemos claro que cada uno es responsable. Yo lo uso, por ejemplo, aunque esté vacunado o haya pasado el virus. Obvio que te dan ganas de sacarte todo, no cuidarte, pero tenemos un compromiso muy importante, más grande, y el cuidado queremos que sea máximo, aunque el resto no lo haga. Vinimos a eso, a entrenarnos, a hacer un esfuerzo más”, resalta.

Oveja quiere a todos concentrados, sin distracciones. “El otro día veía cómo Pablo (Prigioni) trabajaba con los perimetrales la acción de absorber el contacto y lanzar. Esto debe ser para nosotros. Absorber lo que pasa y seguir…”, grafica. Sergio se refiera a cualquier contratiempo que pueda suceder. Como que todavía no esté Gabriel Deck, quien recibió el alta epidemiológica tras el testeo negativo de Covid-19 pero aún le resta conocer los resultados de los estudios médicos complementarios y viajar a Vegas mientras Argentina sigue el proceso.

“Estamos muy enfocados, sin pensar en ningún obstáculo y tratando de ir para adelante en este proceso. Nos conocemos bien y lo bueno es que los nuevos se vienen acoplando muy bien. Este proceso viene desde el 2015 y muchos de nosotros ya conocemos la filosofía y el estilo de juego, pero también necesitamos a los nuevos, que den un paso adelante”, expresa Brussino, quien reflexiona sobre la competitividad y, sobre todo, la exigencia que se observa en cada práctica, incluso con los nuevos. “Ellos no son juveniles ni están acá para hacer experiencia. Tienen un talento, virtudes que les permitieron ganarse un lugar. Nosotros somos de decir las cosas, con respeto, y es bueno que escuchen, los hará crecer y ayudará al equipo. En este proceso estamos ahora”, concluye.

Cuando nada, ni las distracciones de Las Vegas o lo que sea, pueden parar las convicciones, ilusiones y ambiciones de un grupo muy especial.

Vía CABB