Los hinchas millonarios desafían al calor por una foto con sus ídolos
Solo un puñado de fanáticos hace vigilia en las puertas del hotel en Tucumán en busca de un autógrafo o una fotografía con algún miembro del plantel.
La avenida Soldati no luce desbordada de hinchas como la noche que River, el líder de la Superliga, arribó a Tucumán y solo un puñado de ellos hace vigilia en las puertas del hotel en busca de un autógrafo o una fotografía con sus ídolos.
Adolescentes, algunos acompañados de sus madres, se sentaron bajo la sombra que proyecta el edificio que tiene al plantel de River como huésped, en las primeras horas de la tarde, con un verano tucumano sofocante, acuciante, que no da tregua.
Los vendedores aprovecharon las vallas para depositar las camisetas, gorros y banderas, pero sobre la avenida solo pasan autos y motocicletas. Escasa gente, solo los hinchas del millonario, se animaron a salir a la calle con una sensación térmica de 37 grados y cielo totalmente despojado de nubes.
El santiagueño que no durmió la siesta para ver a River
Entre los valientes apareció un santiagueño, enfundado con una bandera que confeccionó en 2006. La estrenó en el Superclásico que River obtuvo ante Boca por 3 a 1 en el Monumental con dos goles de Gonzalo Higuaín y Ernesto Farías.
Pablo Medina, de 42 años, dejó de lado la siesta de Santiago del Estero para estar cerca de su River. De hecho, consiguió la entrada a través de la filial de su lugar de origen, pero sabe que los colores rojo y blanco quedarán de la puerta para afuera del estadio José Fierro.
"A la bandera la dejo en el hotel. Les pedí que me la cuidaran porque la llevo a todos lados, pero si hoy entro con esto la puedo pasar mal", comenta Pablo, en voz baja, a la agencia Télam.
Al lado suyo, Tadeo, de Tucumán, quien se ofreció de guía para la estadía de Pablo, exhibe sus tatuajes riverplatenses: "Yo con esto no puedo ni acercarme a la cancha; lo veré por televisión".
Medina llegó luego de algunas horas de viaje en colectivo y aprovechó la venta para no socios (la puede comprar cualquiera) que generó un debate en Tucumán. La medida tiene en alerta a los hinchas del Decano porque no quieren infiltrados.
"Si River hace un gol, será la primera vez que no pueda gritarlo. No sé cómo será esa sensación, pero me tengo que portar bien", expresa Pablo, padre de cuatro hijos, hinchas de River, que se quedaron en Santiago.
Durante la previa, Pablo se cubre con la bandera, no le importa el calor porque dice que en su tierra "hace mucho más". Está contento porque apoyará a River desde el lugar del hecho aunque no pueda manifestarlo a los cuatro vientos.