Mercedes-AMG One... más de 1.000 CV
Es el coche más complicado del mundo y se vende por 2,2 millones de euros más IVA
El esperado Mercedes-AMG One muestra por fin en su versión definitiva. Desde su primera aparición en el Salón de Fráncfort de 2017 bajo el nombre de Project One, este monstruo ha sido objeto de un largo, larguísimo, proceso de desarrollo. "Este es el coche más complejo del mundo, estamos al límite de lo posible", explicó el doctor Marco Lochmahr, responsable del proyecto desde 2019.
Como un auto de carreras, mide 4,76 m de largo por 2 m de ancho y 1,26 m de alto. Cuando pasa al modo pista Strat2: el sistema hidráulico baja el coche 37 mm en la parte delantera y 30 mm en la parte trasera al mismo tiempo que los extractores de aire en los pasos de ruedas, cual branquias, se abren poniendo sus cuatro aletas en posición casi vertical.
El AMG One es una bestia de carreras que desarrolla 1.063 CV gracias a sus cinco motores. El sistema híbrido del AMG One está formado por un V6 de 1.6 litros de cilindrada y sobrealimentado por un turbo. Desarrolla 574 CV a 9.000 rpm y es capaz de subir hasta 11.000 vueltas. Se trata de un V6 de la temporada 2017 de Fórmula 1 y recibe la ayuda de cuatro motores eléctricos.
El primer motor está integrado en el turbocompresor para mejorar la respuesta a baja carga y aumentar el par motor a bajas revoluciones, tiene una potencia de 90 kW o 122 CV. El segundo motor está implantado directamente en el motor de combustión y conectado al cigüeñal, es una suerte de súper sistema microhíbrido, y tiene una potencia de 120 kW (163 CV), y los dos últimos motores, de 163 CV cada uno, animan directamente las ruedas delanteras. Al final, la potencia combinada de esta central térmica-eléctrica es de 782 kW, es decir, 1.063 CV. Estos motores eléctricos se nutren de una batería de iones de litio con 8,4 kWh de capacidad que le confieren en modo eléctrico una autonomía de 18 km.
El AMG One tiene un tanque de nafta de tan sólo 55 litros. Y a pesar de un consumo medio homologado de 8,7 l/100 km, es imposible no pensar que 55 litros es más bien poco.
La batería, que se puede recargar vía una toma de corriente con hasta 3,5 kW de potencia, es la primera de las nuevas baterías de AMG de los sistemas AMG E Performance. de la marca, capaz de recargar a gran velocidad y entregar de golpe mucha energía en pro de las prestaciones.
La transmisión, por su parte, se compone de una caja de cambios manual robotizada de siete velocidades, con accionamiento hidráulico, embrague de cuatro discos y levas de cambio en el volante. Hay seis modos de conducción a disposición del conductor: Race Safe, Race, EV, Individual, Race Plus y Strat 2, los dos últimos son modos reservados para un uso en circuito.
El modo Race Safe equivale al modo híbrido, donde V6 y motores eléctricos funcionan en sintonía, dando prioridad a los motores eléctricos. En modo Race, el motor V6 está siempre en marcha y se utiliza además para recargar la batería. En cuanto a EV, es el modo 100 % eléctrico.
Race Plus, por su parte, activa una función aerodinámica que despliega el alerón trasero en un ángulo predeterminado para aumentar la carga aerodinámica, baja la suspensión y proporciona lo que AMG describe como una "gestión especial del rendimiento" de la cadena cinemática.
Strat 2 (su nombre deriva de la configuración Strategy 2 de los coches de F1 de Mercedes-AMG) lleva todo un paso más allá, aportando una configuración aerodinámica aún más extrema (que incluye una función DRS), un ajuste más firme de la suspensión y toda la potencia de todos los motores.
Estamos en presencia de una bestia capaz de pasar de 0 a 300 km/h en 15,6 s y superar los 350 km/h.
El cockpit del AMG One es claramente el de un coche de carreras. No tiene adornos, todo es funcional y desprende un aire de competición, salvo por la pantalla táctil y el sistema de infoentretenimiento MBUX y el aire acondicionado que lo acercan al mundo de los coches de calle.
El chasis monocasco de carbono integra los asientos, por lo que la posición de conducción se ajusta moviendo la posición del volante y los pedales, así como la inclinación del respaldo, pero no la del asiento.
Como en muchos coches de carrera la visibilidad lateral no es la mejor del mundo, por eso equipa radares de proximidad para poder maniobrar sin riesgo.
El modelo se vende por 2,275 millones de euros más IVA y demás posibles impuestos, puede, por supuesto, ser pintado del color que uno quiera -literalmente- y debe recogerse personalmente en la sede de AMG en Affalterbach. Cómo no, los 275 ejemplares previstos se vendieron todos en un proceso secreto de captación de clientes.