En Córdoba, la plaza del equipo más ganador de la Liga Nacional, no estamos acostumbrados a vivir tiempos adversos como los que atravesó durante la última campaña en la que debió luchar en una batalla por la permanencia frente a Bahía Basket.

Si la temporada fue todo un desafío para cada uno de los equipos del campeonato, para el Griego la situación fue aún más dura, atípica y difícil porque el elenco cordobés debió sobrellevar la partida del querido Osvaldo Arduh en el inicio del certamen. 

Rubricada su continuidad, la gerencia del combinado más galardonado en la historia empezó a mover piezas para encauzar su futuro y recuperar aquellos días de gloria que parecen exclusivos del arcón de los recuerdos:el último domingo anunciaron a Sebastián Saborido como nuevo entrenador. 

Saborido, quien dirigía desde 2017/18 a los Tigres y rubricó un histórico ascenso a la élite, es el elegido para devolver a un gigante a sus épocas doradas. 

Justamente este 24 de mayo se cumple un nuevo aniversario del último título que levantó Atenas en aquella temporada 2008/09. Fue el último de los nueve anillos que conquistó el elenco cordobés en una jornada que también está cargada de alegrías por su consagración en 1997/98. En horas bajas, en el corazón de cada uno de sus hinchas se mantiene intacta la ilusión de volver a ser protagonistas como en aquellos días inolvidables.

Los recuerdos afloran y se hacen presentes, con imágenes, con videos y con testimonios de las figuras que brillaron en esas épocas grabadas a fuego en la memoria cordobesa. 

Luna Park. Domingo en Buenos Aires, 24 de mayo de 1998. Marcelo Milanesio pica la pelota, mira el reloj y mueve su mano izquierda, de un lado a otro, hacia arriba. Se termina el partido, el Griego es campeón por quinta vez en su historia, supera a Boca por 111 a 90 en el cuarto juego y el estadio enloquece. Acaba de concluir una de las finales más recordadas de nuestra querida Liga Nacional en un estadio mítico para el deporte argentino y el conjunto cordobés celebra su quinto título después de barrer al Xeneize.

Fue un categórico 4-0 de Atenas sobre Boca para coronarse una vez más como el monarca vernáculo. Los resultados de aquellos encuentros fueron 89 a 87, 103 a 88, 96 a 87 y 111 a 90. Los dos últimos partidos se jugaron con un gran marco de público. El Luna recibió más de 7.000 espectadores por noche, testigos de una serie inolvidable entre dos grandes equipos.

Fabricio Oberto fue la figura excluyente, coronado como MVP con 37 puntos y 10 rebotes en el último juego. Su actuación fue la más destacada de un equipo plagado de talento en diferentes estrellas. Rubén Magnano fue el encargado de comandar al equipo desde la pizarra y, años después, reconstruye aquella gesta: "Fue una final muy recordada, siempre resalto la capacidad dirigencial, de futuro, de la dirigencia de Boca de abandonar su reducto y jugar este playoffs en el Luna Park. Realmente fue una fiesta del básquetbol, tengo muy grabada esa última noche". 

En este recordado plantel campeón, también ganador de la Liga Sudamericana y protagonista del McDonald's Championship de París en donde estuvieron a un triple de competir frente a los Chicago Bulls de Michael Jordan, asoman nombres de la talla de Héctor Campana, Fabricio Oberto, Bruno Lábaque, Marcelo Milanesio, Diego Osella, Steve Edwards, Andrés Pelussi y Leandro Palladino.

El Griego finalizó su campaña con 43 juegos ganados y solo 13 perdidos, construyendo una muralla inexpugnable alrededor de su propio aro: fue la mejor defensa del certamen con un promedio de 87.8 puntos recibidos por juego. 

La postemporada comenzó con una serie apasionante frente a Olimpia de Venado Tuerto en una batalla que se definió recién en el quinto juego en favor del Griego. Las semifinales fueron frente al Estudiantes de Bahía Blanca que lucía a Emanuel Ginóbili como estandarte. Pero el talento de Manu no fue suficiente y Atenas aseguró su boleto a las finales en tres juegos. La definición frente al Boca campeón de 1996/97 es parte de la historia, así como una formación de Atenas que es indiscutiblemente uno de los mejores equipos de la historia de la Liga Nacional. 

Nuevamente la historia nos lleva a otro 24 de mayo pero del año 2009, la novena y última corona para Atenas en la Liga Nacional. El combinado más ganador de la competencia logró aquel campeonato de la mano de un viejo conocido. Con Felipe Lábaque como presidente y La Lacteo como sponsor que aportó un trascendental 30% del presupuesto, Atenas repatrió a Rubén Magnano.En su ausencia, el Griego había sido dirigido por otros entrenadores consagrados tales como Horacio Seguí y Huevo Sánchez.

“Mi vuelta fue particular porque venía de mi paso por Europa. La dirigencia puso casi un cien por cien en mis manos para el armado del equipo. Yo tomé ese desafío y todas las responsabilidades que implicaba. Tuvimos un mano a mano con cada uno de los integrantes de la plantilla, diciéndoles cuáles eran mis intenciones, el método de trabajo, a donde apuntábamos. Leo Gutiérrez era el referente que teníamos, secundando por Bruno Lábaque. Fue un equipo muy batallador”, recuerda el DT que regresó a Córdoba después de su dorada etapa en la Selección.

Al margen del retorno de Magnano, Atenas armó un equipazo. Una de las incorporaciones claves para aquella hazaña fue la de Leo Gutiérrez, quien había sido elegido como el jugador más valioso de las Finales de la temporada anterior y había integrado formado parte del combinado nacional bronce en Beijing 2008. La contratación de Andre Laws, decisivo en la serie final frente a Peñarol, también supuso un salto de calidad para el Griego junto a los refuerzos de Juan Manuel Locatelli, Federico Ferrini y Djibril Kanté. 

La primera advertencia del desenlace de aquella campaña fue en la Copa Argentina que Atenas conquistó de punat a punta, su primer título tras una sequía considerable de varias temporadas. Magnano advertía: "Mi propuesta es recuperar la credibilidad y el protagonismo de Atenas. Hacae diez años que no lo dirijo. Volví para tratar de que sea un producto de consumo masivo y, si se puede, volver a ganar cosas importantes".

Incuestionable número uno de la temporada regular, la postemporada arrancó con sufrimiento en una serie apasionante a cinco partidos frente a Regatas. Las semifinales fueron menos emotivas con un Griego que barrió a Sionista en tres juegos. De cara a la final, Atenas movió su localía al Orfeo Superdomo en un estadio que vibró con cada una de las actuaciones de su Atenas. La serie final se la llevó ante Peñarol por 4 a 2. El primer encuentro lo ganó 69 a 61, perdió el segundo 85 a 75, se recuperó en el tercero por un ajustado 76 a 74, sufrió una nueva derrota en el cuarto por 77 a 68 y finalmente se quedó con los dos últimos por 79 a 76 y 91 a 83 en el Polideportivo de Mar del Plata para asegurar su nuevo cetro.

Fue un arranque furioso de Atenas en el sexto partido con su sistema defensivo como estandarte, provocándole siete pérdidas durante el primer parcial. Magnano había domado al conjunto marplatense, apenas limitado a las acciones individuales de Román González. Alejandro Diez salió desde el banco para revolucionar al equipo dirigido por Sergio Hernández, pero las actuaciones de Laws y Locatelli fueron determinantes. El estadounidense, que en la temporada había sido cuestionado e incluso se había pensado en su partida, anotó 21 puntos y clave con un triple definitivo a poco más de un minuto para el final.

El californiano Andre Laws fue el MVP de estas finales, aunque destaca el rendimiento colectivo: "Algo muy especial de ese equipo es que todos estábamos unidos para ganar el campeonato. Sabíamos que esa era nuestra única misión y nos enfocamos en eso hasta que finalmente levantamos el trofeo". Bruno Lábaque, Juan Pablo Figueroa, Juan Cognini, Andre Laws, Bruno Barovero, Juan Manuel Locatelli, Federico Ferrini, Cristian Romero, Leonardo Gutiérrez, Diego Osella, Djibril Kante, Pablo Orlietti, Mauro Abraham, Esteban Cantarutti, Joel Comba y Felipe Pais conformaron un plantel que volvió a desatar la alegría en Córdoba durante aquella temporada. 

Atenas culminó la competencia con un récord 43-15 y, como en la 1997/98, fue el mejor en el costado defensivo, un sello distintivo en la carrera de Rubén Magnano, ya que recibió apenas 70 puntos de promedio. Magnano, quien fue elegido por FIBA para integrar el Salón de la Fama en la clase 2020, marcó una época en Atenas: fue cuatro veces campeón de la Liga Nacional, celebró dos Ligas Sudamericanas, conquistó dos Sudamericanos de Clubes y un Panamericano.

“La temporada 2008/09 fue hermosa. Trabajamos muchísimo durante el año para tener los frutos en una final que quedará para la historia por los escenarios donde se jugó que fueron el Orfeo y el Polideportivo de Mar del Plata. Contra un Peñarol que tenía un equipazo, fueron partidos muy chivos, donde tuvimos la fortuna de terminar la serie en Mar del Plata. En mi caso, especial, porque sabía que después de esa final me alejaba por un tiempo de Atenas para priorizar la familia e irme a jugar a Buenos Aires", explica Bruno Lábaque, una de las referencias de aquella formación del Griego. 

El Verde se consolidó como uno de los mejores equipos de todos los tiempos, el más ganador de la Liga Nacional. Su rica historia y su pasado lo mantienen como un gigante indiscutible de la Argentina. Diversos factores convergieron para que la reciente temporada no haya sido lo que un grande de su magnitud esperaba. Si bien mencionamos la parte anímica y emocional, hay que recordar que el Griego atravesó una reestructuración en su plantel desde la partida de Franco Baralle, Joaquín Lallana y Mateo Chiarini.

En su apuesta a la juventud, la conformación del equipo se centró en jugadores jóvenes que recién comenzaban a dar sus primeros pasos en la máxima categoría: su líder fue Leo Lema en una formación en la que la experiencia y jerarquía dentro del campo de juego se vieron reducidas como consecuencia de la renovaciónc. Los extranjeros fueron otro de los puntos débiles de Atenas en esta 2020/21, una campaña emotiva y difícil que finalmente cerró con una sonrisa. Las lecciones y el aprendizaje acumulado podrían ser importantes para afrontar con ilusión la campaña 2021/22. 

El más ganador será recordado por siempre con sus campeonatos, sus figuras, sus gestas inolvidables y sus estrellas. Con el recuerdo imborrable de su pasado y tras haber esquivado el descenso, en Córdoba ahora solo queda apostar al futuro, el momento ideal para construir un nuevo camino para que el Griego recupere la senda triunfal que marca su historia y retome el protagonismo perdido con el sueño de volver a celebrar como aquellos eternos 24 de mayo. 

Vía LNB