Charlando con Carlos Di Fulvio, un maestro
Una mañana, el autor de esta serie de notas se encontró frente a frente con el legendario músico y cantor cordobés, y le preguntó por sus creaciones más célebres: “Campo afuera”, “Se acuerdo doña Maclovia”, “Vientito porfiado”. Y por “Guitarrero”, claro
Qué fortuna la de uno, que es periodista, pienso hoy: poder encontrarse alguna vez con el artista que tantas veces escuchó hace años, a la distancia, sin soñar con que alguna vez podría preguntarle las historias no contadas públicamente de sus obras.
Recuerdo que aquella vez don Carlos, monumento a la música popular del país, se sorprendió y hasta sonrió cuando le dije, de memoria, algunos pasajes de su Canto Monumento al General Paz, que yo había aprendido de niño por aquel longplay RCA Victor, portada gris con el rostro del militar cordobés, con tipografía dorada, que tenía en Olavarría.
Una mañana me recibió en su casa, cuando aún vivía en Córdoba, para tomar unos mates.
Le pregunté por Campo afuera y por Se acuerdo doña Maclovia. También por Vientito porfiado, la chacarera que le dedicó al Indio Pachi, el mítico zurdo de Cerro Colorado.
Y por Guitarrero, aquella celebrada zamba suya que tuvo tantas versiones.