Chavela Vargas, eterna como el agua y como el aire
La gran artista de México, que en realidad nació en Costa Rica, fue, a la par del argentino Roberto Goyeneche, gran modelo de Joaquín Sabina. La dama del poncho rojo, dijo de ella el español en la célebre canción que le dedicó. El autor de esta serie de notas, que la vio en escena poco antes de que empezara a circular esa canción en su tributo, aquí la celebra
La escuché cantando poco antes de que Joaquín Sabina publicara su consagrada canción del boulevard de los sueños rotos. Chavela ya era un monumento, venía de consagrarse mundialmente con su interpretación de Piensa en mí en la formidable película Tacones Lejanos del manchego Pedro Almodóvar.
Poco después, Joaquín dio a conocer el disco Esta boca es mía donde figuraba, la canción en su tributo.
No muchos repararon en que la letra era suya, sí, pro que la música fue compuesta por Alvaro Urquijo, el cantante y líder de la banda española de soft rock Los Secretos.
De hecho, el guitarrista la incluiría luego en su primer disco solista de 1998 y la sumaría al repertorio en vivo de su grupo.
Por el bulevar de los sueños rotos pasan de largo los terremotos, y hay un tequila por cada duda, había escrito Sabina con maestría.
Poco después, de paso por Buenos Aires, el poeta me dijo que sentía que sus dos grandes modelos como cantantes eran Chavela y Roberto Goyeneche.
Al Polaco nunca llegó a dedicarle directamente una canción, a ella afortunadamente sí.
Incluso llegaron a grabar juntos.
Hicieron el tradicional Nosotros, que ya habían grabado de Eydié Gormé a Luis Miguel, y la canción Noches de boda, que tiene letra de Sabina.
Que el fin del mundo te pille bailando, que el escenario me tiña las canas, que nunca sepas ni cómo ni cuándo, ni ciento volando ni ayer ni mañana. Que el corazón no se pase de moda, que los otoños te doren la piel, que cada noche sea noche de bodas, que no se ponga la luna de miel. Formidable.
En El boulevard de los sueños rotos, Joaquín escribió: Cuando Agustín se sienta al piano, Diego Rivera, lápiz en mano, dibuja a Frida Kahlo desnuda, citando no solo a ella sino también a tres modelos de México, el gran compositor Agustín Lara -de hecho, el autor del bolero Piensa en mí- y los artistas Diego Rivera y Frida Kahlo, como ya lo había hecho en tributo a la Argentina con los íconos Eva Perón, el Che Guevara y las Madres de Plaza de Mayo en su tango Con la frente marchita.
Chavela Vargas había llegado al cine con su canto en 1991, cuando el gran director alemán Walter Herzog incluyó en su film Grito de Piedra. Y fue con Almodóvar que adquirió una celebridad universal.
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En el comienzo de los 90, Chavela ya era una señora mayor. Tenía más de 80 años. Había nacido en San Joaquín, Heredia, Costa Rica en abril de 1919.
Cantó toda su vida -hizo su primer disco en el 61-, tuvo éxito y no, y después se hundió en el alcohol y la intolerancia de los demás, recuperó su brillo y finalmente se consagró.
Se escapó de una cárcel de amor, de un delirio de alcohol, de mil noches en vela. Se dejó el corazón en Madrid, quién supiera reír como llora Chavela, escribió Sabina, no olvidando que España fue fundamental para su resurrección.
Chaela marchó al silencio con más de 90 años por el boulevard de los sueños rotos, en paz por haber sido fiel a ella misma.
Murió el 5 de agosto de 2012 en Cuernavaca, México. Tenía 93 años.