Chico Buarque, o mais grande
La rivalidad entre la Argentina y Brasil llegó de la música al fútbol o viceversa, al menos un par de veces en que referentes de la canción testimonial, Víctor Heredia y Chico Buarque, se enfrentaron con sus equipos en un desafío con una pelota y no una guitarra en el medio. Esta es la crónica de esos insólitos cruces
El primer choque fue en el 87, horas después del concierto que compartieron Chico Buarque, Pablo Milanés y León Gieco en la Bombonera. En ese show fueron invitados, recuerdo, otros artistas como Fito Páez y Antonio Tarragó Ros.
Chico había llamado unos días antes a su amigo Víctor Heredia. Los dos se sabían muy interesados en el fútbol.
-Vitor, ¿jogamos futebol?
-Dale, claro.
Heredia aceptó el convite y el brasileño llevó a la cancha, al otro día, a toda su banda. Heredia juntó a sus músicos y algunos amigos -yo tuve el honor de estar entre ellos- y así se armó el picado. Se jugó en el Club Unión de Florida, una cancha de básquet cerrada que servía para el papi fútbol, y con un arquero argentino para el equipo brasileño que les consiguió Víctor a último momento porque no ellos tenían alguien para ese puesto. Los visitantes nos pintaron la cara, ganaron 9 a 4.
Una revista de actualidad de corte popular hizo la cobertura del partido y la nota, me enteré mucho después, la escribió un periodista que sería amigo mío y compañero de redacción y finalmente un mito de las teclas, Fabián Polosecki.
Hubo una revancha, que se jugó mucho después, en setiembre del 99, cuando Buarque vino a Buenos Aires para hacer un show de presentación de su disco As cidades, con un show que poco después sería editado como Chico ao vivo.
Esa vez, el partido se jugó sobre césped, en la cancha de 11 del country Mapuche de Pilar donde Víctor tenía una casa. Otra vez fueron brasileños contra argentinos.
Recuerdo que yo iba a jugar todos los jueves a la medianoche a una canchita debajo de la autopista 25 de mayo, como invitado de unos amigos que trabajaban Canal 13, y que una vez que se sumó Víctor Heredia, terminé en la guardia de un hospital por un fuerte golpe en la cabeza, y que mientras los médicos me atendían, preocupados porque el corte sangraba mucho, se amontonaba gente para pedirle autógrafos a mi amigo Heredia, que aún vestido de jugador, me había acompañado. Aquella mañana en Pilar, con la presencia de Peteco Carabajal como enganche, ganamos. Así que el duelo quedó uno a uno.
Antes de hacer ese show del 99, Chico Buarque estuvo en Buenos Aires en octubre de 1997, en recuerdo del 30 aniversario del asesinato de Ernesto Guevara en Bolivia. El festival en el que participó el brasileño, se hizo en el estadio de Ferrocarril Oeste.