Elton John dijo que ya está y se retiró
El señor que se autopercibe no se sabe quién desde hace ya mucho, y que nació como Reginald Kenneth Dwight en Pinner, Middlesex, Inglaterra, hace 76 años, hizo muchas de las mejores canciones del pop mundial, vendió 300 millones de discos y ahora dijo basta. Acaba de retirarse. Si siempre hizo lo que quiso, y le salió bien, quién se lo podría haber discutido. Ahora sale a disfrutar más que siempre
El señor del piano y los anteojos raros. El de las maravillosas melodías. Ese señor, Elton John, acaba de dar su último concierto. Al irse, comenzó su actuación diciendo: Buenas noches, amigos. Esto es todo. Y se fue.
Lo que deja es una sucesión de cifras que parecen mentira y una cantidad de hits como ya nadie puede superar. Es que los tiempos que atravesó Elton John no fueron cualquiera. Debutó en 1970, cuando se separaban Los Beatles y parecía que nadie más podría hacer buenas canciones. Entonces él las hizo y durante más de 50 años. Fue (en realidad, es) dueño de un olfato privilegiado porque sabe qué tecla tocar para que su obra sea un éxito. Y ahí esta lo formidable: no solo fue capaz de hacer soberbias canciones, sino también que sus creaciones fuesen muy exitosas.
Además de muy talentoso, fue un precursor con su propia vida pública: en el 76 se declaró bisexual, y en el 88 dijo, abiertamente, que es homosexual. Fue, además, uno de los promotores centrales de la lucha en contra del SIDA. Y es noble. O sea, en una tierra de reyes, no es un plebeyo. En el 96, cuando ya figuraba en el Salón de la Fama del Rock y en el Salón de la Fama de Compositores, fue nombrado Caballero. Por entonces ya era Comendador de la Orden del Imperio Británico, distinguido por la Reina Isabel II por sus “servicios hacia la música por sus “actos caritativos”. Desde ese momento se lo conoce como Sir Elton John.
Si a algo le tuvo siempre mucho respeto, fue al teclado de su piano.
De allí surgieron obras geniales como Goodbye Yellow Brick Road -cuya celebración de los 50 años le permitió hacer esta última gira, Sacrifice, Sorry Seems to be The Hardest Word -que tuvo en Pedro Aznar un magnífico intérprete, convirtiéndola al español en Ya no hay forma de pedir perdón -, Your Song -que es del 70, o sea cuando estaba debutando y tenía solo 33 años-, Candle in the Wind -que fue un hit dos veces, cuando salió en el 73 y luego en el 97, cuando se la dedicó a su amiga la princesa Diana de Gales en el momento en que había muerto-, y tantas más. Cuántas.
Siempre fue el músico para las palabras de su coequiper Bernie Taupin. Aunque el pobre de Taupin nunca fue primera figura: el que cantaba y se ponía los anteojos excéntricos era Elton. Y estaba muy bien que fuera así.
Fue primera figura como Pinball Wizard en el cine, para la película de The Who, y fue el objeto de tributo en Rocketman, la biopic de 2019.
Ahora, su último concierto fue transmitido por una red de videos digital. Y sigue recaudando lindo.
Elton John es genial. Excéntrico y formidable como creador.
En un punto, es como Malena: no habrá ninguno igual. No habrá ninguno.