La increíble historia de Rodríguez
No es una ficción. Ni siquiera una biopic basada en hechos reales. “Searching for Sugar Man” es un magnífico documental que cuenta la vida de un trovador de Detroit, que apareció en un momento equivocado y que fue “descubierto” mucho después. El periplo de este hombre, Sixto Rodríguez, hijo de inmigrantes mexicanos, es, por lo mínimo, de no creer
Se llama Sixto Rodríguez. Es de Detroit, Michigan, Estados Unidos. Sus raíces son mexicanas. Hoy tiene 80 años.
En el comienzo de los 70 grabó un par de discos. Pero pasó desapercibido. Era justo el tiempo de esplendor de músicos folk altos, de ojos claros o hermosos. Y todos talentosos. Repasemos: Bob Dylan, Joni Mitchell, James Taylor, David Crosby, Stephen Stills, Graham Nash, Neil Young.
Rodríguez tenía también mucho talento también pero era morocho y no precisamente bello, usaba anteojos de mirar bien, y tenía cara de indio, producto casi directo de su fuerte ascendencia latina. Más precisamente, mexicana.
El asunto es que muchos años después, en Sudáfrica, tierra muy lejana de los Estados Unidos, se lo empezó a conocer. Algunas de sus canciones fueron interpretadas como de resistencia al apartheid.
Pero rápidamente circuló la leyenda de que su autor e intérprete se había suicidado.
Eso lo desmintió Eva, una sus tres hijas, que estaba en los Estados Unidos, luego de leer una página de internet, y palabras más, palabras menos, dijo: -Este hombre no murió, está vivo, es mi papá. Solo que está retirado de la música y trabaja de albañil por pocos pesos.
Lo que sigue es directamente increíble.
Rodríguez, que ya tenía 56 años, fue a tocar a Sudáfrica, donde era un ídolo de multitudes, y no sigue este relato porque sería spoilear el magnífico documental hecho en 2012, Searching for Sugar Man, que ganó el Oscar.
Esta nota presenta aquí la película completa, en una plataforma libre y gratuita, con la posibilidad, además, de ponerle subtítulos en español:
Descubierto por la película, o redescubierto en realidad, se convino lo obvio: el muchacho había hecho buenas canciones, sí. Sólo que había estado en un lugar y en un momento inadecuados.
Simplificando: después de la conmoción que generó la película, Rodríguez tuvo al fin una vida de estrella. Y llegó a tocar en los mayores festivales del mundo. Por ejemplo, en Glastonbury.
Hoy, Sixto Rodríguez es un señor de 80 años, que vive cerca de sus hijas, Sandra, Eva y Regan, y que no puede creer que le haya pasado todo esto en una sola vida.
No sabe que, en verdad, ya ha tenido muchas. Por lo menos dos. O tres.