León y unas gambetas a la censura
En 1980, Gieco grabó la canción “La cultura es la sonrisa”, reclamando la reapertura de la Universidad de Luján, que había sido clausurada en 1976, inmediatamente después de la llegada de los militares al poder, pero debió hacerlo con una estrofa menos por presión de la censura. Aquí se publica, por primera vez, en manuscrito de su autor, ese texto prohibido
Eran días difíciles.
A fines de 1979 y principios de 1980, es decir en plena Dictadura, se produjo una ola de reclamos para que fuera reabierta la Universidad de Luján, que había sido clausurada meses antes, después de un tiempo de intervención militar luego del golpe de 1976. Los pedidos por la casa de estudios no fueron muchos, en verdad. Alzaron la voz Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Adolfo Pérez Esquivel -poco después, Premio Nobel de la Paz- y el músico León Gieco.
Motivado por unas palabras pronunciadas por el flamante Ministro de Cultura de Nicaragua, el poeta Ernesto Cardenal, Gieco había escrito la canción La cultura es la sonrisa en la que originalmente hablaba, en forma casi explícita, de la Universidad de Luján.
En esos meses, Gieco cantó la canción completa cuantas veces pudo. Lo hizo, por ejemplo, en un concierto del ciclo Parquerama, que había organizado el productor Oscar López, editor de Sazam, el sello de Music Hall donde León publicaba su música.
La Universidad de Luján es aquella que conducía Emilio Mignone con más de 1600 alumnos y más de 500 responsables, entre docentes y empleados no docentes.
Ese es el rector de la anécdota tremenda. Fue cuando un militar, reconocido como el coronel Alberto Maríncolas, llegó a la universidad e, imperativo y altanero, le preguntó a Mignone: -¿Dónde están las armas? El rector contestó: -En la biblioteca.
Cuando Gieco intentó grabar la canción para su álbum Pensar en nada, apareció la censura y una estrofa, la final del tema, no fue al disco. Es la que decía (La cultura) sólo llora en un país donde no la pueden elegir, sólo llora su tristeza si su Ministro cierra una escuela, llora por los que pagan con el destierro o mueren por ella.
Me lo contó poco tiempo después.
En esos días, el Comandante del Primer Cuerpo de Ejército, el general de división Jorge Montes, lo citó a su despacho y lo amenazó a él y a su familia.
Por eso, el músico se fue del país y en Los Angeles, Estados Unidos, donde estaba viviendo su amigo Gustavo Santaolalla, grabó un par de canciones del que sería su nuevo disco.
Tengo un manuscrito de Gieco con la letra original censurada.
Revanchas de la vida: León Gieco cantó la canción -aunque sin la estrofa censurada, que ni él recordaba hasta que le conté que yo no la había perdido- durante muchos años.