Luca Prodan, a 40 años de aquellos corpiños de madrugada
En el otoño de hace 40 años, Timmy McKern y los Sumo, comandados por Prodan, decidieron publicar ¡en cassette! el demo de la banda que habían grabado unos meses atrás. Y en octubre del 83 se fabricaron 300 ejemplares en minicinta que, siendo el primer testimonio de Sumo, hoy es un clásico del rock argentino.
Los cassettes se vendían a la salida de los recitales de la banda, en el 83. Alguna gente, recuerdo, los compraba con algo de culpa aún: tenían canciones cantadas en inglés, cuestión que los militares del gobierno habían prohibido el año anterior, durante la Guerra de Malvinas. Era claro que una cosa era haber visto en vivo a la banda, y otra, llevarse a casa esos temas, aunque fuera sólo en un cassette. De todas formas, al público más genuino de Sumo esas cosas poco y nada la importaban. Así, no sólo por subirse al escenario y tocar, la banda de hizo de sus primeros ingresos en dinero.
Hoy, a 40 años de aquel afiebrado año 83, esa minicinta es un clásico del rock argentino.
El cassette original tenía diez temas que habían sido grabados en los primeros días de 1982 en los estudios Phonogram, por gestión de Adrián Berwick, director artístico del sello. En rigor, el contacto con el sello, que editaba a Mercedes Sosa, entre otras figuras, se había concretado porque la mamá del manager de la banda, Timmy McKern, conocía a John Lear, el presidente de Phonogram. Y Lear y Berwick vieron a la banda en una de sus primeras actuaciones, en un pequeño bar de Olivos. Ahí decidieron grabarla.
Poco tiempo después de haber registrado un breve paso por los estudios, la banda del italiano Prodan tuvo su debut grande en un festival en Caseros donde también tocaron otras bandas por entonces en ascenso como Riff, Los Violadores, Memphis La Blusera y Orions. Y ese día, cuentan quienes fueron testigos del show y estuvieron cerca de la banda, se terminó de decidir que la grabación, que evidentemente no iba a ser editada en un disco por el sello multinacional, tendría una edición independiente en cassette. La locura de Malvinas, que tuvo su centro en la guerra que fue de abril a junio del año, postergó los planes. Y en octubre, el grupo echó a rodar su modesta producción.
En el lado A del cassette había cuatro temas: Night and Day, Mejor no hablar de ciertas cosas -que tenía letra de Carlos Solari, amigo del grupo y cantante de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota-, Banderitas y globos y Teléfonos que suenan en piezas vacías/White Trash.
En el lado B había seis porque tenían menor duración que los del A: Una noche en New York City (también conocido como La rubia tarada), Divididos por la felicidad, Quiero Dinero, Fuck You, Disco Baby Disco y Heroin, homónima de la canción que Lou Reed había dado a conocer en 1967 en el primer disco de su banda Velvet Underground junto a Nico.
Durante esa campaña de “difusión” de la publicación de Corpiños en la madrugada, Luca pasó por la revista Humor para ver a Gloria Guerrero, encargada de las páginas de rock en la revista. Era 1983.
Unos años después, una telefonista de la editorial, rubia y hermosa, me dijo -yo escribía algunas notas ahí- que había encontrado en unas bolsas de residuo que iban a terminar en la basura, unos papeles que por ahí me interesaban. Y sí, tenía razón.
Entre ellos estaban los manuscritos de Luca Prodan con letras de canciones incluidas en el cassette. Uno de ellos, el de Una noche en New York City, es el que presenta la ilustración central de esta nota.