Peteco y una zamba como las de antes
En esta nota, el autor cuenta el origen de Como pájaros en el aire, la canción de Peteco Carabajal que llegó a grandes alturas en la versión de, claro, Mercedes Sosa. La que popularmente se conoce con el nombre de Las manos de mi madre. El texto, ya se ve, incluye con un facsímil del manuscrito original.
No recuerdo bien cuándo fue. Ni dónde. Entiendo que conocí personalmente a Peteco Carabajal a mediados de los 80, cuando el Chango Farías Gómez estaba armando esa Scaloneta suya que conocemos como MPA. El Chango arrancó pensando en Peteco, quien además de ser muy joven, componía bien y tocaba la guitarra y el violín. Y con Peteco llegó Jacinto porque eran amigos. Y después ya se sabe la historia.
Por entonces -hace de esto entre 35 y 40 años, uh- Peteco era la joya del folklore argentino. El promisorio. Fue ahí cuando me mostró composiciones suyas. Una de ellas era Como pájaros en el aire, la canción.
Recuerdo que le dije que sus obras me parecían maravillosas porque parecían viejas, muy viejas, y sin embargo tenían una pátina de renovación. Aire nuevo. Como aquella de la zamba de Coplanacu que escribió Ica Novo.
En aquel trance, me escribió su canción en un manuscrito que prolijamente guardé.
Después se terminó la MPA y él se hizo solista. Y casi naturalmente, por su relación con Mercedes y con León, nos hicimos medio compañeros de ruta.
Vivíamos en la misma ciudad, a fin de cuentas. Una vez, no me acuerdo cuándo, ya de medianoche, caí en su casa con Tao, el nieto de Pete Seeger, quien me había dicho que quería conocer, de primera mano, buen folklore del país.
Antes o después, no sé bien, Peteco aceptó la invitación -el pedido- de Osqui Amante y mío para grabar bombos y violín en un disco que estábamos haciendo. Era el de un niño que después se haría hiper famoso: Abel Pintos. Con Osqui y él también hice una gira hermosa para infancias de escuelas primarias en las que hablábamos -y él mostraba- diversos folklores argentinos. También Peteco fue parte del proyecto de supergrupo que yo soñaba con hacer desde el estudio de León con Jaime Torres, el Chango Spasiuk, Raly Barrionuevo, Gustavo Santaolalla, León y él, que debía grabar en vivo en la casa de Atahualpa Yupanqui, en Cerro Colorado… y que quedó frustrado, qué pena. Y así, varias cosas más. Jugamos al fútbol juntos, incluso en un campeonato barrial en el oeste de Gran Buenos Aires, adonde él vivía, justo enfrente de la casa de Palo Pandolfo. Y después nos vimos varias veces en Córdoba.
Siempre recuerdo que yo le decía: -Sos un capo, escribís como si hubieras vivido 50 años antes. Eso era.