Rodolfo Mederos, maestro del tango
En otro país y en otro mercado de la música le hubieran dicho, con ligereza, “es otro Astor Piazzolla”. Y él, seguro, lo habría desmentido con su accionar. Ahora, que lleva 60 años de camino, se puede ver que tenía razón. Y qué gran músico es
En el 73 terminó de grabar el disco con el que muchos lo conocimos, pero recién en el 76 pudo publicarlo y por un sello independiente. En ese momento gozaba del apoyo y la aprobación de Astor Piazzolla, el gran campeón del nuevo tango.
Siempre recordaré el momento en que me encontré con esa obra suya y de su grupo, Generación Cero. Se llamaba Fuera de broma y era una formidable mezcla de tango, rock y jazz. Todo, bajo los acordes melodiosos de su desafiante bandoneón.
Tambien cuando lo vi por primera vez en vivo, en una fría noche del invierno del 77, en el festival Encuentro que se hizo en el pisadero del club Hípico de Buenos Aires. Esa noche tocó con su banda juntro a Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia y Antonio Agri.
Un campeón.
Después de aquel Fuera de broma del 76, Mederos hizo mucho más: De todas maneras en el 77, Todo hoy en el 78, Buenas noches Paula en el 83, Verdades y mentiras en el 84 y más.
Pero poco y nada se sabe de él. Por ejemplo, que nació en Constitución, que formó su primer grupo en Córdoba y que aquí fue donde conoció a Piazzolla, quien le sugirió irse a Buenos Aires. Tocó con él y en la orquesta de Osvaldo Pugliese, y esas dos influencias determinarían, de alguna manera, lo que sería luego su camino personal.
En 1965 hizo su primera grabación, Buenos Aires al rojo. Después se fue al exterior. Cuba, Francia. En el 69 volvió a la Argentina y ahí se integró a la orquesta de Pugliese y compartió la fila de bandoneones con Daniel Binelli, Juan José Mosalini y Arturo Penón, todos grandes maestros.
Luego de aquella iniciática primera etapa en los 70 y los 80, Mederos hizo grandes discos.
Recuerdo qué formidable fue aquella noche en el Gran Rex cuando animó el trío con Daniel Bareimboim en piano y Héctor Console en contrabajo.
Hizo una orquesta típica, hizo la música de muchas películas -buenas músicas en películas no siempre buenas-, fue premiado. Es un argentino de exportación, posta posta.
Una vez, recuerdo, con emoción, me escribió desde París. Guardo aquella postal.
Hoy tiene 84 años.
Es una de las más destacadas figuras de la música popular argentina. Pero todo lo hace en voz baja. Con perfil bajo.
Pero hay que decirlo: es un gran músico, bandoneonista, docente, compositor y arreglador.
Silenciosamente, se desmarcó de aquello de el nuevo Piazzolla que, con banalidad y ligereza, y buscando un rápido rédito económico, algunos directivos de la música le habrían marcado.
Hoy merece un fuerte aplauso.