Santaolalla cuenta el comienzo de Bajofondo
En 2005, hace tanto y sin embargo tan poco, el autor de esta nota entrevistó al músico para un documental de una cadena internacional, y en esa charla, el ex conductor de Arco Iris contó, de manera formidable, el origen de uno de sus más grandes proyectos, el colectivo de tango y electrónica. El artista conocía al periodista desde hacía 25 años, y unos meses después del reportaje, conseguiría su primer premio Oscar: qué momento aquel
Supe de Gustavo a la distancia por los primeros discos de Arco Iris, claro, en el amanecer de los 70. Como tanto otro seguidor del rock. Sudamérica o el regreso a la aurora, Mañana campestre, esa onda.
Personalmente, lo conocí en 1981, cuando bajó a Buenos Aires desde la ciudad que había elegido para vivir, Los Angeles, en los Estados Unidos, y grabó su disco de rock moderno que no tuvo más nombre que su apellido, y que hoy se reconoce por la portada, que era naranja y tenía unas líneas de electrocardiograma.
Después, en el 85, me llamó para integrarme al equipo de De Ushuaia a La Quiaca.
Y luego, por intermedio de León Gieco o no, nos vimos mil veces.
En 2005, a propósito de que lo conocía tanto, mi amigo Ariel Hassan me propuso que lo entrevistase para un documental cuyo nombre finalmente no supe cuál era, ni de qué trataba, Sólo me dijeron se estaban filmando entrevistas con distintas personalidades. Gustavo era una de ellas.
Ariel es un talento. También, una hermosa persona. Además de ser el creador y director de Encuentro en el estudio, y de haber conducido el documental Los caminos de Atahualpa, que gestamos juntos al borde del río Los Tártagos, en Cerro Colorado, Córdoba, en 1999, siempre estuvo haciendo y está haciendo cosas. Por eso no extrañó que, desde su rol de creativo, fuera la mano derecha de Teresa Parodi cuando la artista correntina fue Ministra de Cultura del país.
Somos amigos y siempre nos da placer juntarnos a nada. Terminamos haciendo algo.
La vida de Ari es como la de Gustavo, de muchas formas. Resulta muy difícil enumerar todas las diferentes cosas que han hecho y hacen. La mía es un poco así, pero mucho menos importante.
Un día, Ari me pidió que me sumara a un equipo suyo que habían contratado para un documental no sé de qué señal, ni cómo era. Mi misión era entrevistar a Gustavo.
Y eso hice. Hablamos mucho sobre el comienzo de Bajofondo. Bueno, digamos que él lo contó con detalle. Hoy, eso, es un material valiosísimo.
Por suerte, me quedó una copia de ese testimonio y hoy, tanto tiempo después, puede ser un buen resumen de cómo fue el comienzo de esa aventura suya, seguramente una por la que se lo recordará mañana.