Un día y medio con Fernando Trueba en Buenos Aires
Por una casualidad, o algo así, el autor de estas líneas fue convocado una vez para ser el anfitrión argentino en las charlas ante universitarios locales que dio el director de cine español, ganador de un Oscar y amante de la música (en ese rol produjo nada menos que el álbum “Lágrimas negras” de Bebo Valdes y Diego El Cigala). Eso cuenta en esta nota.
Nuestra conexión fue la música, está claro.
Yo algo sé de música pero de cine soy apenas un atento espectador, y como tal tenía claro que ese señor en el 93 había ganado el Oscar a la Mejor Película Extranjera -es decir, hablada en un idioma que no es el inglés de los norteamericanos- con la película Belle Époque, que transcurre en el comienzo de los años 30, en el momento en que se proclama la Segunda República Española. Y que un año antes, con esa misma obra, había arrasado con nueve premios Goya.
Un capo absoluto, Trueba.
En Belle Époque actúan, entre otros grandes e importantes nombres, Jorge Sanz, Penélope Cruz, Miriam Díaz-Aroca, Maribel Verdú, Ariadna Gil y Fernando Fernán Gómez.
Digo que nuestra conexión fue la música más que nada porque sabía bien de que en su rol de amante de la buena música, este gran director cinematográfico había producido el maravilloso encuentro de un pianista de jazz y músicas tradicionales de Cuba, Bebo Valdes, y de un gran cantaor flamenco dispuesto a arriesgarse en terrenos no propios, Diego El Cigala.
Sí, si se hizo Lágrimas negras fue porque en 2002 se le ocurrió a Fernando Trueba.
Tuve el alto honor de ser anfitrión en Buenos Aires de Trueba porque se le ocurrió al productor de su bajada al sur del mundo que yo podía ser un buen entrevistador en las conferencias que el español debía dar ante un público universitario.
Gracias siempre por eso, Guillermo Rossi, querido Alsino.
Aunque no había dinero para mí de por medio, dije que sí inmediatamente. Cómo me iba a perder esa oportunidad.
Y así pasé un día y medio charlando en público y en privado con él. Le pregunté todo, obviamente.
Hablamos sobre el disco de Bebo y Cigala y sobre sus películas musicales, Calle 54, obra maestra hecha en New York sobre el jazz latino, y El milagro de Candeal, una maravillosa película documental que Trueba rodó en 2004 en Bahía, Brasil, que -digo en tren de una síntesis posiblemente inadecuada- reunía a Bebo Valdes y a Carlinhos Brown, dos grandes figuras que lucían en ese lugar que es “el más africano de América”.
Es muy largo de transcribir todo lo que me contó Trueba. Solo diré que pasé horas maravillosas preguntándole cuestiones y escuchando sus respuestas.
Espero que él se acuerde gratamente de esa experiencia que tuvo una vez con un periodista argentino.
Después de un almuerzo en un restaurante muy paquete, me contó que estaba muy entusiasmado de contar en un documental las últimas horas de Tenorio Jr., baterista de Vinicius de Moraes, gran músico de jazz, que fue desaparecido en Buenos Aires por los militares, en las horas posteriores al golpe del 24 de marzo de 1976.
Nunca supe más de ese proyecto, no sé si avanzó o no. Creo que no. Sí recuerdo que era una historia increíblemente fuerte.