Argentina se encuentra en el sexto lugar de los países con mayor inflación del mundo.

El dato se desprende del nuevo informe Perspectivas Económicas Mundiales realizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en este mes de abril.

Ese ranking detalla que sólo 17 países tienen una inflación de dos dígitos en el 2019. Liderado por Venezuela, le siguen Sudán, Zimbawe, Sudán del Sur, Ran, Argentina, Liberia, Uzbekistán, Turquía, Angola, Libia, Sierra Leona, Haití, Zambia, Egipto, Nigeria y Yemen.

Ese informe se reitera que el FMI espera que la actividad se recupere en la Argentina en el segundo semestre del año y que la inflación se ubique a fin de 2019 en 30,5%, es decir por debajo del 36% que proyectan los analistas según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado que elabora el Banco Central.

El organismo multilateral le atribuye un papel importante en la desaceleración de la actividad en los mercados emergentes, junto con Turquía, ambos países afectados por turbulencias financieras.

En cuanto a los países que conforman el Mercosur, Argentina se encuentra en el segundo puesto (30,5%). Lidera también Venezuela, Uruguay (7,5%) se encuentra en el tercer lugar y le siguen Paraguay (4%), Brasil (3,9%) y Bolivia (3%).

Así, proyectan que la economía del país se contraiga en el primer semestre de 2019 “a medida que las políticas más restrictivas con las que se busca reducir los desequilibrios frenen la demanda interna, previéndose un retorno al crecimiento en el segundo semestre del año debido a la recuperación del ingreso disponible real y al repunte de la producción agrícola tras la sequía del año pasado”.

En Argentina, como “mercado emergente y en desarrollo”, es “fundamental que se continúe ejecutando el plan de estabilización en el marco del programa de reforma económica respaldado por el FMI para apuntalar la confianza de los inversionistas y recobrar el crecimiento sostenible que permite mejorar las condiciones de vida en todos los segmentos de la sociedad”.

Para ello, detalla el informe, es esencial alcanzar las metas de saldo fiscal primario igual a cero en 2019 y 1% del PIB en 2020 para reducir las necesidades de financiamiento y evitar que retornen las presiones de liquidez. “El logro constante de las metas monetarias será crucial para volver a anclar las expectativas inflacionarias y restaurar la credibilidad del banco central. Como complemento de estos esfuerzos por estabilizar la economía a corto plazo, la reanudación del programa de reformas estructurales ayudará a mejorar las perspectivas de crecimiento a mediano plazo”.