A 50 años del último triunfo de Perón en las urnas: así se vivió en Córdoba
Apenas cuatro fórmulas disputan la presidencia. Son las elecciones con menos candidatos en la historia y también en el futuro del país. No es casualidad: no habrá sorpresas ni expectativas. Fragmento de "Obregón Cano, el equilibrista de Perón", de Juan Cruz Taborda Varela, de pronta aparición.
Apenas cuatro fórmulas disputan la presidencia. Son las elecciones con menos candidatos en la historia y también en el futuro del país. No es casualidad: no habrá sorpresas ni expectativas.
¿Cómo es este domingo 23 de septiembre de 1973 en la vida de Obregón Cano? El gobernador llega a la casa de gobierno, en Chacabuco al 1300, a las 9 de la mañana. Desayuna, lee los diarios y se reúne con todos sus ministros. Al mediodía deja su oficina rumbo al Cerro de las Rosas. A las 12.30 vota en la escuela Víctor Ree, en la mesa 11. Almuerza en su hogar, apenas descansa unos minutos en esa cama en la que duerme cada vez menos y retorna a su oficina a las 16.30. Ahora está de sport. El domingo será largo. Sobre su escritorio se despliegan afiches que contienen los resultados de las elecciones del 11 de marzo y del 15 de abril, por departamentos y por seccionales. Habrá que comparar lo que resulte hoy.
Ese mismo día Obregón cumple 120 días a cargo del gobierno y da un mensaje por radio y televisión previamente grabado. Repasa sus visitas al Interior, la estabilidad para docentes privados, las nuevas viviendas, la leche y el pan. Pide ir a votar “con fe y optimismo”.
A través del sistema VHF, el gobernador tiene contacto con todos los puntos donde se van acopiando los datos. La tecnología también lo conecta al juez federal con competencia electoral, con la red de comisarías, el correo central, el III Cuerpo de Ejército y la central de comunicaciones de la Policía. A las 16.45 recibe al intendente Juan Carlos Avalos. No se juntan muy seguido.
A las 6 de la tarde se confirma: Perón es el nuevo presidente del país. Obregón tiene la tranquilidad de saber que su partido, y también su gestión, cuentan en Córdoba con respaldo popular: el FreJuLi, en Córdoba capital, pasa de los 189 mil votos logrados en marzo, a 213 mil. La UCR, en cambio, de 145 mil desciende a 126 mil. En la provincia, el peronismo suma 53 mil votos más que en marzo y el radicalismo pierde 45 mil.
Obregón respira: las críticas de la ortodoxia sindical y la derecha peronista, socios entre ellos y en las críticas a su gestión, en las urnas no lo han afectado. Tampoco ha habido hechos de violencia, siempre latente, en este domingo. Apenas algunas controversias, leves desmanes menores durante el día. Una urna que se intentó quemar, una electora que no salía del cuarto oscuro porque dibujaba en el pizarrón del aula el rostro de uno de los candidatos -le salió muy bien, dijo después el presidente de mesa- y un señor que no podía votar porque el almacenero le había retenido la libreta de enrolamiento por una deuda. Debió intervenir la policía. En el mástil de la terminal de ómnibus de Cosquín flameó la bandera de ERP. Al pie, un paquete que decía:
—Cuidado, zona dinamitada.
Adentro tan sólo había folletos de la agrupación. En otra parte de la provincia, militantes del mismo grupo guevarista repartieron su propia boleta electoral: Voto por los Héroes de Trelew, la democracia y el socialismo. Ninguno fue detenido. Jorgelina Nélida Gómez de Cabrera, de 66 años, no tuvo la misma suerte. Votó, como siempre, en el Pablo Pizzurno. Al entrar al cuarto oscuro, dejó al lado de los votos una buena cantidad de folletos del FreJuLi. ¿Por qué Jorgelina Nélida? ¿por qué hizo eso?
—Me los dieron para que hiciera propaganda y como no sabía dónde dejarlos, los puse ahí.
En Buenos Aires, Perón pasa el domingo esperando los resultados en la Quinta de Olivos. De a poco van llegando López Rega, Julio Yessi, Norma Kennedy, Eladio Vázquez, Lorenzo Miguel y José Ignacio Rucci. En las primeras horas de la tarde es oficial que logra lo que nadie hubiera imaginado hace 18 años: un triunfo arrasador. Igual no se muestra entusiasmado con la reparación histórica:
- Ni aquella vez hubo expectativas ni en ésta, porque uno ya está un poco desencantado. Y un gran triunfo no provoca una gran euforia ni una caída tanta decepción. Yo estoy un poquito curtido.
—No se lo ve muy feliz.
—Ya tantas veces pasé por esto y siempre igual…
Los votos recibidos son más de los esperados. El General ha recolectado por todos lados, superando holgadamente la elección de Cámpora de hace pocos meses atrás. Le preguntan por qué cree que ha pasado tal fenómeno.
—El PC, que antes votó por otro, hoy nos apoyó. Yo no creo que los comunistas hayan votado por mí, pero por lo menos lo prometieron.
—¿Cuáles serán sus planes económicos?
—Qué le puedo decir. Si yo todavía no sé seguro nada de eso. Para qué me voy a poner a hablar. Hay un plan que se va a realizar, esa es la base.
Balbín, que pudo haber sido hoy el vicepresidente electo, debe reconocer su cuarta derrota como candidato a la presidencia.
— ¿Se volverá a presentar?
— No tenga ninguna duda.
— ¿Qué diferencias hay entre el Perón de 1946 y el de 1973?
— Para reconocer a un rengo primero hay que verlo caminar. Veámoslo caminar y después sabremos cómo está.
En Córdoba, con el triunfo consumado, Atilio López se reúne con Obregón cerca de las 10 de la noche en la casa de gobierno. Después de una breve conversación, el vicegobernador viaja rumbo a los festejos en la sede del PJ en la avenida Yrigoyen. Obregón no va. Antes de la medianoche abandona la sede del poder.
— No, no voy a hablar. Este es el triunfo del partido y no del gobierno.
Por primera vez desde que asumió, el gobernador se tomará unos días de descanso. Algún lugar de la provincia lo recibe sin contar que recibe al gobernador. Dicen algunos que está en Thea. No hay registros, ni previos ni posteriores, que indiquen que un gobernador de la provincia haya ido a tan pequeño poblado de la zona de Punilla.