Realidad 5 / Luis Juez 1
Luis Juez tuvo todo en sus manos para ser quien cambie la calma mortuoria de la política cordobesa, que se traduce en el perfecto bipartidismo desde 1983. Ahora, el candidato de Juntos por el Cambio ha vuelto ha perder por quinta vez consecutiva en cargos ejecutivos.
El candidato de Juntos por el Cambio ha vuelto a perder. Es la quinta vez consecutiva para cargos ejecutivos. Amaneció como esperanza a sus jóvenes 40. Los 60 lo encuentran más conservador y perdedor que nunca.
Luis Juez tuvo todo en sus manos para ser quien cambie la calma mortuoria de la política cordobesa. Esa paz inalterable desde 1983, que se ha traducido bajo el nombre técnico de "perfecto bipartidismo al estilo norteamericano", tuvo su cuña, su piedra, su bala de plomo en 2003 con la llegada a las arenas de la discusión del propio Juez asumiendo el rol opositor que a la UCR no le interesaba, del mismo modo que al PJ no le había importado en el periodo 83/99. Para qué pelearnos si podemos ser socios se dijeron desde entonces y hasta ahora.
Ahí, en esa meseta del pensamiento apareció el furtivo Juez. Sus diatribas -hoy mantenidas sólo en los estudios televisivos de Capital Federal hacia CFK y lo que huela a ella, nada más- supusieron un aire fresco que le dio bríos al lenguaje popular de lo político. Hace 20 años Juez cristalizó los deseos de decenas de organizaciones sociales, espacios barriales y referentes de sesgo popular que vieron en él la recuperación de una vieja Córdoba asesinada en 1974. (Exagero, quizás no fue para tanto, pero algo de esos vientos se sintieron).
Aun cuando se critica su gestión municipal, que no brilló, su paso por el municipio fue a tono con su perfil de hombre progresista, en contraste a los almidonados UCR y PJ local, hijos estancados de la democracia herida de los '80. La aceptación de aquella gestión municipal se explica en dos datos claros: el triunfo notable de Giacomino, su candidato, y lo cerca que estuvo de la gobernación.
Esa plataforma de lenguaraz contra el poder lo catapultó, en 4 años, a buscar la gobernación. La ambición, necesaria en toda persona de militancia, en 2007 se le desbocó. Aceptó aliados por el lado de la derecha más rancia en aras de ampliar el panorama. Y así como las minorías mantienen cierta pureza, la amplitud borra convicciones pero suma votos.
El ex intendente venía envalentonado por las legislativas de 2021. El rotundo triunfo, primero en la PASO frente a Negri y después contra Vigo y De la Sota, lo ilusionó una vez más. A él y a tantos desmemoriados: en 2009, cuando era un outsider, también ganó aquellas legislativas para, dos años después, caer sin atenuantes frente a De la Sota.
Por entonces tenía jóvenes 48 años. Hoy pisa los 60, la edad en que algunos privilegiados optan por la jubilación.