"Aire fresco": el vínculo especial entre Litto Nebbia y Córdoba
Grabado entre diciembre de 2011 y septiembre de 2012 con Daniel Homer en guitarra y Juan Ingaramo en percusión y coros, el trío versiona canciones históricas como “Lucecita” y “Restaurant del diablo” y entrega otras inéditas, como la bella “Muelles & estaciones”. Nebbia mantiene un fuerte vínculo con Córdoba: Llegamos de los barcos, uno de sus grandes discos, lleva en parte la marca de Los Músicos del Centro.
Tengo en mi casa un ejemplar del vinilo Llegamos de los barcos, en muy buen estado por cierto. Un objeto fabricado hace 40 años, de una vida útil inconcebible hoy. No es lo mismo ver la miniatura de la tapa en la plataforma Spotify o en la carátula de YouTube: montada especialmente para el disco -foto de Olkar Ramírez- en la imagen se ve a los recién llegados en su diversidad de procedencias: italianos, árabes, europeos del este. Cuando llegaron los barcos en Argentina estaba todo por hacerse.
En la contratapa, Nebbia comienza con estas líneas: “En Córdoba existe una numerosa agrupación de músicos jóvenes que se denominan Los Músicos del Centro. Desde hace mucho tiempo soy amigo del más `viejo´ de toda esa gente, Juan Carlos Ingaramo, excelente compositor que, al igual que mucha gente del interior, es desconocido masivamente”.
Las colaboraciones y el trabajo conjunto entre los cordobeses y el rosarino se mantendría por años. Tres décadas después de Llegamos…, el hijo de Mingui, Juan Ingaramo (Córdoba, 1987), forma parte de Aire fresco, integrado también por Daniel Homer (Córdoba, 1948). Una formación que acompañó a Nebbia durante algunos años y a la que eventualmente se sumaban las flautas de Leopoldo Deza.
El primer trabajo discográfico del trío fue una publicación intitulada: Aire fresco (Melopea, 2012) está compuesto de 16 canciones. Como reza su contratapa, el disco transita por universos que podríamos etiquetar bajo el amplio techo de la “world music”: “Un álbum por amor a la bossa nova y la Comedia Musical”.
En el disco no falta el rock. Tampoco los aires funky, presentes en Nuevo plan. Hay candombe y beat en esta genial versión de Restaurant del diablo:
"Me gusta escribir tu nombre en las paredes del barrio"
Difícil elegir un disco de Nebbia. Implica optar arbitrariamente y dejar de lado decenas de álbumes, lo que implica a su vez dejar afuera una variedad de facetas del artista. Nebbia dice que su apellido -niebla, en italiano- aparece impreso en por lo menos 1.000 trabajos editoriales: discos, libros, propios y en colaboración con otros. Está al borde de las 1.300 canciones de propia autoría. Más goles que Pelé.
Creo haber escuchado decir a Nebbia, o quizá haberlo leído en algún lugar, que se proponía trabajar en todo ese catálogo cultivado durante más de cinco décadas de música y bohemia. El objetivo era poner el corpus en orden. No sé si lo ha hecho. No sé si podrá hacerlo. Nebbia no para de grabar y sacar nuevos discos, publicar parte de su archivo, componer nuevas canciones. Es de la raza de compositores que cree que cada mañana puede aparecer la mejor canción de su vida. Esa última frase pertenece.
En 2021 la Universidad Nacional de Córdoba le propuso publicar sus letras. De las 1.300 canciones eligió 268. Las letras de Nebbia (Editorial UNC, 2021) vienen acompañadas de un CD instrumental, como si el libro fuera el guion de los vaivenes de una vida y él tuviera que ponerle música a ese film abstracto, extrañamente familiar.
Admirador del cine clásico, la nouvelle vague, las buenas películas, entre sus últimos trabajos discográficos hay homenajes a esas estéticas. Es el caso de Cuadernos del cine francés de los 60, intervenido en su arte de tapa por su mujer, la pintora Alexandra Deluca. Están ahí estados de ánimo y sonidos que referencian a Godard, Truffaut, Agnés Varda…
Sobre Las letras de Nebbia, el autor le dijo a Página/12: “Esta selección se ordena cronológicamente, para poder ver los cambios que hubo en la composición, algunos provocados por el paso del tiempo, por propio crecimiento, y otros por la búsqueda de una evolución estética, aunque en todos los autores existen temáticas que son preocupaciones perpetuas en sus vidas”.
Su último disco Nunca encontraré una casa como la que hay en mí está compuesto por 16 canciones, 13 de ellas inéditas. Por el efecto del blanco y negro y el encuadre uno puede pensar que la criatura de la tapa es el pequeño Félix. Es Laia, su nieta. Nebbia dice reconocer en la niña su mirada y gesto.
Yo no permito. Está en tus manos. Canción del horizonte. Muelles y estaciones. Quien quiera oír que oiga. La balsa. Sólo se trata de vivir. Dejame buscar felicidad. No hay tiempo que perder. La operación es simple. Ahora. Son todos grandes títulos de sus canciones. La obra de Nebbia condensa en variantes un tema central. "En todos los autores existen temáticas que son preocupaciones perpetuas. En mi caso, una es la libertad".
Mañana no es mejor, el ayer no existe. Ahora es el tiempo de la libertad:
“En lo personal me da mucha emoción que algunas canciones mías de arraigo popular tengan su complejidad armónica y melódica”.
Quizá elegí Aire fresco por, como dice Dulce melodía, “hay veces que un recuerdo viene por mí/ sin avisar”. Lucecita es una versión instrumental -mi track preferido en el disco- de la canción aparecida por primera vez en el álbum Creer grabado en México en 1980. Rock de la mujer perdida pertenece al álbum homónimo de Los Gatos de 1970 y Mujer de los 1.000 días al primer trabajo discográfico solista del compositor, circa 1969. Ojalá lo escuchen completo.
Para quienes deseen concretar la extravagancia que significa comprar un disco físico, pueden acceder al espectacular catálogo de Melopea y encargar los discos aquí.
Disco completo en Spotify:
También está disponible en YouTube, con sus canciones por separado:
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