Charles Romuald Gardes, el alma que canta cada día mejor
La mirada de Manolo Lafuente
Cuando Cortázar sentenció que “las efemérides son la burocracia del tiempo”, olvidó el 24 de Junio, fecha en la que nacieron Sábato, Fangio, Riquelme, Messi, en orden estricta y reductivamente cronológico, y mueren Gardel y Rodrigo, en ese orden de méritos.
Casi ninguno de ellos obtuvo la unanimidad popular a pesar de sus indudables méritos en sus respectivos campos. Fangio, retirado como volante tras cinco campeonatos del mundo, trabajó para multinacionales (Mercedes Benz) como luego lo haría Pelé. Maradona, coronado por el fútbol es criticado por su vida (casi) privada. Messi, por ser la contrafigura fría del ardoroso Diego, Sábato, porque quizás sin saberlo, auguró en su “Sobre héroes y tumbas” el nefasto prólogo del “Nunca más” manchado por la teoría de los dos demonios. Rodrigo, porque le fue bien en la capital pero en Córdoba no como la Mona…
Nos queda la unidad gardeliana de campo y ciudad, de milonga y tango, de su triple nacionalidad (nunca fronteriza) francesa, uruguaya y argentina. Fabuloso, quizás no hubiera necesitado una fábula. Pero se la escribieron y tocaron dos terceras partes de su nacionalidad. El otro tercio deberá conformarse con La Marsellesa y disculparse por Argelia. El yorugua Horacio Ferrer escribió la letra. Astor le arpegio la fábula.
Aquí pedacitos de cielo: “quién es ese Gardel, ese fantasma tan arisco,(…) te lo cuento: algunas veces, cuando te has dormido, las noches en que hay pena llena (…) en una chalina ligera de plumas de torcaza sola sus hombros arrebuja. El traje es de cuerdas de guitarras españolas que alguna bruja ñata y hippie le ha tejido.” El cielo entero en el video que acompaña estas líneas con la voz de Ferrer y el fuelle de Piazzolla.