Fito Páez: un puente invaluable entre ayer y hoy
El escenario de la Plaza de la Música fue testigo del cierre de la primera etapa de una de las giras más importantes en la carrera de Fito Páez. Es que el rosarino está de aniversario y decidió compartir la celebración con 36 shows en 6 países. “El amor después del amor” cumple treinta años y la última parada fue Córdoba Capital, el viernes 16 y el sábado 17 de diciembre.
Pasadas las 21.30 hs. del viernes, comenzaron los primeros acordes de, nada más ni nada menos, la canción que abre el disco y que le da nombre, El amor después del amor. Para muchos, era una obviedad ya que, Fito Páez se encargó de compartir en sus redes sociales la mayoría de los comienzos de los shows, especialmente, los que tuvieron lugar en el Movistar Arena de Capital Federal.
La voz de Páez comenzó a sobrevolar el lugar al ritmo de la percusión de “El amor después del amor”, todavía sin él presente en el escenario. Al cabo de unos minutos, hizo la gran aparición y el público estalló. Le siguió la cinematográfica Dos días en la vida y la noche ya estaba sobre ruedas.
Todo indicaba que Páez tocaría el disco de principio a fin, en orden y sin alteraciones y así fue. La tercera canción del disco –y del show- fue otra igual cinematográfica que la anterior, una joya tan inclasificable como conmovedora: La Verónica. Luego llegaría Trafico por Katmadú, una canción con aires a “Ciudad de Pobres Corazones”, pero con menos bronca y más redención. Si hay algo que hace grande a Páez, más allá de su música, es el reconocimiento eterno a sus maestros y compañeros de ruta, así llegó el turno de Pétalos de sal, invocando al siempre eterno Luis Alberto Spinetta. Le siguieron indefectiblemente Sasha, Sissí y el circulo de baba, Tumbas de la gloria, Un vestido y un amor, La rueda mágica y Creo.
Antes de continuar con el repertorio, Páez hizo un alto para reflexionar sobre lo extraño que resulta que un disco tan complejo musicalmente sea el disco más vendido de la historia de la música argentina. Este fue el paso para reconocer y reivindicar a la música latinoamericana, la zamba, el folklore nacional y el sonido del Río de la Plata. Comenzaron así a sonar los primeros acordes de Detrás del muro de los lamentos, canción que cuenta con la participación estelar de Mercedes Sosa. Las luces se pusieron tenues y el ambiente enrareció con la enigmática Balada de Donna Helena. Brillante sobre el mic y A rodar mi vida cerraron la primera hora del show. En la pantalla aparece una cuenta regresiva de diez minutos.
Todo aniversario, por más celebratorio que sea, remite al pasado, a un tiempo mejor y trae consigo la nostalgia de lo que fue, de un tiempo que ya no es. La gira por los treinta años de “El amor después del amor” no lamenta el pasado, cada una de las canciones de conforman ese disco atraviesan a diferentes generaciones con la vitalidad del presente.
Retornan algunas preguntas: ¿Qué hace que una obra se transforme en clásico? ¿Cómo se actualizan las obras? ¿Por qué una canción, o un disco en este caso, trasciende las generaciones?
En agosto del 2022, un mes antes de comenzar la gira “El amor 30 años después del amor”, Fito Páez viajó a Los Ángeles para grabar una nueva versión del disco y por lo que trascendió, contará con la participación de artistas jóvenes. La banda que lo acompaña en esta gira está formada por músicos experimentados y de larga trayectoria, pero no es menor que eligió rodearse de músicos jóvenes como el guitarrista Juani Agüero y Emme Vitale en los coros.
La pantalla marca el final de la cuenta regresiva y aparece Fito al piano despuntando los primeros acordes de Al lado del camino. Luego una seguidilla de hits: 11 y 6, Circo Beat, Ciudad de pobres corazones, Dar es dar y Mariposa Tecnicolor.
Fito Páez no vive de lo que fue. Es un artista que vibra al ritmo del tiempo que corre. Es un puente invaluable entre ayer y hoy.