Gabriela Tomé reinvindica a la mujer con su obra “Yo (,) Ultravioleta”
El unipersonal de la artista tiene un trasfondo feminista y nos explica cómo su personaje la atraviesa en este momento social que se está viviendo.
La actriz Gabriela Tomé realiza el unipersonal “Yo (,) Ultravioleta”.
La función del sábado 14 en la Sala Menor de Ciudad de las Artes, se suspende para mas adelante.
Gabriela Tomé es actriz, payasa, Profesora de Teatro y Clown. Es recibida de la Escuela Superior Integral de Teatro Roberto Arlt. Se especializó en máscara, clown, bufón y teatro con profesores nacionales e internacionales como Julieta Daga, Laura Ortiz , Martín Pons, entre otros (Argentina) y figuras internacionales como Hernan Gené, Pablo Ibarluzea (España). Dicta talleres de clown en Centros Culturales municipales y salas de teatro independientes. Ha participado en obras como “Medea Payagedia Euripídica”, “Clownville Tercero”, “Body Art”, "Esto no es Moliere”, “Alquilé tu vientre”, entre otras.
Una payasa que habla de sexo
La obra unipersonal es una adaptación del texto “El sexo de los payasos” de Agostina Rosatta. En diálogo con la actriz nos describe cómo nació la idea y por qué se llama Ultravioleta: “Me encontré con el texto en un momento que yo estudiaba y ya era payasa. Me identifiqué muchísimo, me hizo reír y poder desmitificar la figura del payaso. Soy mujer, estoy sola una hora y media en escena, hablando de sexo… es todo lo que se supone que no hay que hacer. Porque las payasas no hablan de sexo, porque son para los chicos, las mujeres no hablan de sexo. Una mujer ahí arriba está entonces empoderándose. Siento que la obra me encontró a mí. El nombre no tiene un por qué. Me llegó la palabra Ultravioleta, durante las clases de clown. Fue una certeza que sentí de que Ultravioleta se llamaba mi personaje”.
En el título de la obra se pone una coma entre paréntesis y la actriz explica que tiene que ver con los personajes que va encarnando en escena. “También descubrimos junto a la directora Julieta Bringas Costa que si lo damos vuelta parece una vagina.”.
-Cómo reacciona el público al ver la obra?
El público responde increíblemente bien, le encanta. A la gente le gusta cuando la ve a Ultravioleta. Porque ella trabaja mucho con decir la verdad, con el ser humano. Pone de manifiesto lo que realmente pasa y nos pasa. Podemos tener pensamientos distintos pero somos humanos y tenemos cosas para decir y no decimos. Tenemos emociones que no las decimos porque no está bien visto y nos enojamos. Los niños están enojados y se enojan, están felices y lo demuestran. Mi payasa viene a recuperar la parte adulta, humana y también la manifestación que hacen los niños, la simpleza de ellos. En ese limbo vive Ultravioleta. En el medio de lo que pienso y lo que digo. Entonces la gente se identifica con eso porque es humano. Tuvo una aceptación hermosa.
“Ultravioleta” en el mes de la mujer
La obra se está presentando en el marco del mes de la mujer y en un fragmento hace alusión a la violencia de género. ¿Cómo está viviendo este cambio social de reinvindicar a la mujer y la lucha por “Ni una Menos”?
Yo particularmente pienso que no hay un mes de la mujer. Somos personas que queremos vivir los 365 días del año. Si, me parece necesario visibilizar y concentrar la energía de todos y todes en este mes para aunar nuestras voces y poder ponerle voces a las que ya no están. Yo soy feminista, Ultravioleta también. La obra tiene un trasfondo feminista, estoy sola en escena, es un empoderammiento y existe gracias al feminismo. Aunque también veo que muchas no apoyan estos trabajos artísticos. Estamos viviendo un momento terrorífico. Me pasó en la última función que al terminarla me fui a llorar al camarín, había 67 mujeres menos y eso a mi me atraviesa muchísimo. No es una pancarta, no es un titular. Es lo que esta pasando. Yo podría ser una de ellas. Es fuertísimo”.
Durante la obra la energía de la actriz atraviesa a cada espectador de la sala. En el público, sobresalen las risas pero también el silencio en momentos donde Ultravioleta reflexiona sobre su soledad, sin dejar de lado lo cómico. Sobre el final se siente la manifestación pura y sincera de un llamado urgente a la sociedad a hacerse cargo de lo que está pasando con la violencia de género.
La actriz agrega “El patriarcado nos dice las emociones que tenemos que sentir. Ultravioleta es una payasa que se enoja, grita y dice lo que tiene que decir. Eso es lo que nos choca o hace despertar. Es muy fuerte sentir que esta obra está sucediendo en un momento social donde estamos en plena lucha. Hay que rescatar la ESI, hablar de sexo, que no nos callemos mas. Ultravioleta viene a decir todo esto. Lo que “Gabi” no diría a los gritos, lo hace el personaje”. Gabriela se despide con una reflexión sobre su profesión “Ser clown ayuda a vivir y sana”.