Herencia: una película que refleja posibles cambios de paradigma
Teniendo en cuenta los marcos actuales, en los cuales la necesidad latente de irse del país en busca de un futuro diferente se encuentra en puja, la película “Herencia”, estrenada en el año 2001 y disponible en la plataforma Cine.ar, retrata la diversidad de contingencias que un extranjero debe sortear al aterrizar en un espacio ajeno y,
además, desvela los deseos puestos en juego en una decisión de esta magnitud.
Peter (Adrián Witzke) es alemán y viaja a Argentina para reencontrarse con un amor de la adolescencia. Hace más de un año que no sabe nada de ella; sin embargo, este motivo no resulta un impedimento para tomarse un avión con lo puesto e ir tras su búsqueda. Sólo cuenta con una foto y un nombre, dos justificativos más que suficientes para emprender este viaje.
Por otro lado, Olinda (Rita Cortese) es inmigrante italiana y maneja su propio restaurante en Buenos Aires. Con un carácter antipático, lleva consigo las marcas de un pasado que mantiene vivo en su memoria, y las consecuencias que le produjo su desarraigo, las trasmuta a continuas ofuscaciones contra el devenir diario y sobre todo contra Ángel (Héctor Anglada), su ayudante de cocina.
Peter, apenas pisa tierra argentina, comienza la odisea: hallar a Belén, la chica de sus sueños. A pesar de que no claudica en su afán por encontrarla, la situación se torna complicada. Ya un poco fatigado de deambular por la inmensa ciudad, llega por obra del destino al restaurante de Olinda, abre la puerta y recibe, por accidente, un golpe en su frente. Luego de un tiempo inconsciente, el alemán despierta y las personas que se encuentran en el lugar lo asisten. Olinda y Peter hablan unos minutos y ella le ofrece quedarse a cenar como una forma de enmendar el daño causado.
Tras este acontecimiento poco fortuito, el alemán retorna a la habitación que alquiló en su llegada al país; aunque, apenas ingresa, se da cuenta que fue víctima de un robo y le ruega al dueño de la posada que lo deje dormir una noche gratis. Al otro día, acude con desesperación al único sitio que cree seguro: el restaurante. A partir de este momento, la historia articulará las vivencias de uno y de otro; Peter, con el tiempo, le hará ver a Olinda que nunca es tarde para regresar al sitio de sus raíces.
La trama, dirigida por Paula Hernández, presenta una perspectiva sobre la idea de “viajar”; es decir, Peter lo hace con un fin concreto: encontrar a su amor. Y Olinda, también: retornar a Italia, su tierra natal.
En suma, y habiendo transcurrido 20 años del estreno, las discusiones sobre viajar o permanecer en el lugar donde residimos han ido aumentando en la actualidad.
¿Acaso, la idea del viaje, como lo pensamos en esta época, coincide con poner el cuerpo e ir tras un deseo interno verdadero como plantea la película o, más bien, se trata de una vía de escape, resumida en meras conductas evitativas que solo guardan un profundo temor a la incertidumbre de lo que implica ser adulto en una realidad hostil y desconocida? ¿De ser así, cuánto influye el decaimiento y la desconfianza en las instituciones que, en un pasado no muy lejano, le brindaban seguridad y sentido de pertenencia al sujeto?