La Armada Brancaleone desembarcó en la isla del cordobesismo
Hay más de una razón para trazar paralelos, algunos oblicuos, entre “La Armada Brancaleone”, la película que filmara Mario Moniclli allá por los ´60 y la marcha del lunes pasado.
El clásico de la Commedia all´italiana retrata las costumbres de la caballería medieval a través de la sátira, mostrando a un joven aristócrata llamado “Brancaleone” (Vittorio Gassman) que, educado en el código ético caballeresco, debe reclamar una presunta herencia que consiste en un feudo, y recurre al apoyo de un puñado de bandoleros mal armados y muy miedosos, que sólo buscan huir de las penurias del bandidaje sin correr grandes riesgos, y a quienes el fantasioso protagonista denomina seriamente "mi ejército" (llamado armata en italiano). La ingenuidad y poca valentía de Brancaleone y su medroso "ejército" causan situaciones irónicas y jocosas mientras el grupo de aventureros pobremente equipados busca llevar a buen término su misión.
Los paralelismos y las oblicuidades podrían comenzar con la inclusión en el idioma italiano de la expresión popular "armata brancaleone" para designar a un grupo improvisado de personas muy mal dirigidas o muy mal equipadas para la misión que se proponen.
Pero eso son sólo los medios.
Entre los fines se podrían mencionar la pertenencia a la aristocracia del protagonista y una herencia que es como un feudo.
A condición de que tanto la pertenencia como la herencia resulten absolutamente supuestas, o auto-adjudicadas, y de efectuar la traducción al presente de los enemigos de la cruzada.
En la peli los enemigos son: la peste negra, los ataques sarracenos, los bizantinos y bárbaros.
En nuestros días, los enemigos son: el CoronaVirus y los que fueron detallados en el violentado memorial de Agustín Tosco en Córdoba: Luz y Fuerza, Surbac, Suoem, Uta, Aoita.