Los socios del silencio
La creciente decadencia de la Iglesia Católica ante la explosiva aparición de curas pederastas y la ominosa protección de la jerarquía eclesiástica hacia ellos.
El mayor escándalo de la Iglesia católica en los últimos 25 años son los innumerables casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes y miembros de su clero en contra de niños y adolescentes.
Estos crímenes han sido denunciados ante las autoridades civiles en varios países como Estados Unidos, Irlanda, México y Chile, donde se dieron los casos más resonantes.
Más dramática aún es la actitud adoptada por la jerarquía católica, quien ha encubierto a los sacerdotes pederastas, trasladándolos de un lugar a otro para evitar su detención y juicio.
El caso de EE.UU.
En el estado de Pennsylvania, una investigación llevada a cabo por la fiscalía en 2018, dejó al descubierto los abusos sexuales perpetrados unos 300 sacerdotes y su encubrimiento por parte de la Iglesia católica de ese estado, donde al menos 1.000 niños fueron víctimas de esos actos.
El papa Francisco aceptó la dimisión del cardenal Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington, acusado de abusar sexualmente de un adolescente.
Los cardenales Roger Mahony (Los Ángeles) y Bernard Law (Boston), fallecido en 2017, tuvieron que dimitir por no denunciar casos de abuso a menores dentro de su entorno.
Pederastia en México
México fue el escenario del caso más grave de pedofilia relacionado con la iglesia católica.
En este país operaba el padre Marcial Maciel, fundador de la congregación ultra conservadora los Legionarios de Cristo, quien fué relevado en 2006 del sacerdocio bajo el pontificado de Benedicto XVI por haber abusado de menores. Maciel tenía, además, dos mujeres y varios hijos, además de haber sido señalado por fraudes y delitos económicos.
Los casos de este tipo se reproducen en distintos países y dejan ver la trama de un encubrimiento sistemático por parte de altos prelados del Vaticano.
'Examen de conciencia', un documental de Netflix dirigido por Albert Solé (ganador del Goya por 'Bucarest, la memoria perdida'), Luis Mauri y Enric Hernández, nos muestra en tres episodios los testimonios de hombres que fueron abusados sexualmente por miembros del clero español.
Los tres papas
El Papa Juan Pablo II defendió de manera inapelable al cura Marcial Maciel, negándose a escuchar a sus víctimas.
El Papa Benedicto XVI reconoció públicamente los casos de pedofilia cometidos por sacerdotes y pidió perdón a las víctimas, aseverando que los culpables deben someterse a la justicia civil.
El Papa Francisco convocó una cumbre en febrero de 2018 que reunió en el Vaticano a representantes de las conferencias episcopales de todo el mundo para condenar los abusos sexuales cometidos por los sacerdotes.
Los resultados de esa cumbre han decepcionado a las víctimas que no ven un verdadero avance en el encubrimiento de estos crímenes, por parte del Vaticano.
La opinión de Jesús
Hace más de 2.000 Jesús utilizó la palabra escándalo para referirse al abuso con los niños.
El texto aparece nada menos que en los tres Evangelios llamados sinópticos: Mateo 18,5; Marcos, 9,42 y Lucas, 9,46. La Biblia de Jerusalén, le pone la palabra escándalo como título al episodio en los tres Evangelios.
En el Evangelio de Mateo, los apóstoles le preguntan al maestro quién será el "mayor" en el Reino de los Cielos, Jesús llama a un niño y les dice que si no cambian de mentalidad y no se hacen como los niños, "no entrarán en el nuevo Reino".
Luego, Jesús se identifica con los niños: "Quién recibe a un niño como ése en mi nombre, a mí me recibe". Y enseguida pronuncia:: "Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mt, 18,6 ss).
La imagen gráfica de la rueda de molino alrededor del cuello aparece también en el Evangelio de Marcos y en el de Lucas, además de en el de Mateo.
Y son los otros quienes deben colgarle esa piedra de molino al cuello y arrojarle al mar.
En una Iglesia que sigue encubriendo los abusos de menores perpetrados por sus sacerdotes, la rueda de molino, colocada sobre el cuello de cada cura pederasta, deberá ser nuestra intransigencia a que ellos y la jerarquía que los protege se sometan indefectiblemente a los tribunales que juzgan al resto de los ciudadanos. Simples mortales…como ellos.