Luces y sombras, el regreso del teatro presencial
Las restricciones impuestas por la pandemia desafiaron a las artes escénicas a buscar nuevas formas de expresión para lograr el encuentro entre público y artistas. Hubo “streaming”, obras filmadas, intervenciones. Con barbijo y en burbujas, después de un año se levanta el telón. Por Valeria Arévalo.
El teatro desde sus comienzos es encuentro, celebración e intercambio entre quienes por un lado lo interpretan y, por el otro, lo reciben y en juntos comunión vuelven único el momento. Y están también los técnicos que logran confluir en ese tiempo y espacio para que la magia del teatro suceda. En marzo 2020, la inusitada situación sanitaria puso todo en crisis. Fue un golpe en el corazón de su propia existencia, porque para que exista la experiencia de teatro es indispensable la presencia real y tangible de quienes la conforman (a diferencia del cine, por ejemplo, que siempre necesitó de la tecnología para transmitir sus emociones).
La pandemia provocó el cierre del teatro y generó un profundo quiebre en el sector, especialmente en el ámbito no oficial, afectando a salas, directores, dramaturgos, técnicos, escenógrafos en porcentajes y números difíciles de cuantificar todavía, pero dramáticos en su incierto resultado. Y durante un largo año, cambió su perspectiva y modificó sus modos de ser y de hacer.
En el ámbito oficial, por ejemplo, el Teatro Nacional Cervantes llevó adelante el ciclo “Conversaciones” a través de su canal Youtube, Cervantes Online, donde generó encuentros con trabajadoras y trabajadores de la escena. Pasaron directores y directoras, actores, actrices, dramaturgos y dramaturgas, autores, autoras, para repensar y reflexionar juntos sobre los tiempos actuales y repasar producciones culturales con vistas a un nuevo tiempo. En Córdoba y en otras provincias se generaron ciclos especiales, funciones, charlas, para acercar el teatro a casa.
Con los teatros cerrados, la primera respuesta a las restricciones que impuso la pandemia fue ofrecer teatro filmado, poner a circular producciones anteriores que contaban con registros en buena calidad. Aunque pronto eso se agotó, ya que no fue suficiente ni para los artistas ni para el público. ¿Cómo coincidir en la escena cuando está prohibido el encuentro?
La tecnología vino a desafiar el sector desde el encuentro, el arte y el afecto, y así nacieron experiencias de teatro vía streaming, con grupos y elencos transmitiendo desde casas, salas y escenarios. Conectados, el teatro procuró reinventarse a través de YouTube, vivos en Instagram o transmisiones vía Facebook.
Mantener el encuentro teatral
Elencos estables, espacios independientes, todos se vieron obligados a transformarse en menor o mayor escala. Raúl Sansica, director del Teatro Real de Córdoba, lo cuenta así: “El año 2020 y su situación sanitaria nos colocó en un espacio en que nos vimos obligados a explorar. Fue nuestro objetivo de búsqueda el mantener a todas las partes del encuentro teatral presentes. El universo tecnológico se convirtió en el medio para reencontrarnos y decirnos que seguíamos estando cerca, en movimiento y reinventándonos”.
“Generar nuevos contenidos e incursionar en nuevas plataformas para eventos como el Festival Internacional de Teatro para la Infancia y la Juventud y La Noche de los Museos, nos demostró que hay un público dispuesto a sostener por otras vías lo que el teatro le ofrece, y vimos con sorpresa cómo esto atraía a nuevos espectadores”, señala Sansica.
Desde Buenos Aires, el director de actores Manuel Martínez Gil, con una trayectoria de 70 producciones montadas en Uruguay, Chile, México y España, traza un crítico panorama sobre todo lo que ocurrió: “Nuestros gobiernos no tienen en claro la importancia de teatro en Argentina. La pandemia paralizó una industria. Si bien hubo apoyos gubernamentales, afectó a los elencos que no son estables. También han cerrado teatros. Es decir, los eslabones de la cultura son muy difíciles de construir. Ha quedado un teatro muy herido”.
Y señala: “De acuerdo al contexto que estamos viviendo, lo cultural ha dejado de ser vital. No por que no sea importante, si no que hay situaciones tremendas que los gobernantes deben resolver”.
Andrea Musso, periodista cordobesa y productora teatral de PH Cultural, destaca: “En cuanto a la comunidad teatral en general, valoro la capacidad de reinvención. Muchos salieron a generar ciclos online, acciones solidarias, solicitudes de reuniones con los organismos estatales para elaborar protocolos, participación en convocatorias. Algunos organismos estatales salieron rápidamente a sostener al sector, con apoyos puntuales por la situación, con las convocatorias convencionales. Varias ayudas estuvieron a la altura de la realidad que se estaba viviendo y otras fueron más un “titular en la prensa”, pero la ayuda en sí era poca y llegó tarde”.
“Muchos colegas tuvieron que recurrir al IFE y a los bolsones alimenticios. Eso reveló, una vez más, la precariedad del sector. El sector teatral independiente de Córdoba se sostuvo por diferentes ayudas, pero principalmente por la solidaridad y la creatividad de los hacedores”, afirma Musso.
Burbuja y barbijo
Después de un largo año, el teatro regresó de manera presencial y con cambios, una vez que se aprobaron los proyectos de protocolo que presentó el sector ante las autoridades sanitarias. Las salas independientes y oficiales abrieron con aforo del 40% y modalidad “burbuja” del público que, de riguroso barbijo, se controla la temperatura y llena una declaración jurada antes de ingresar.
Con buen marco de espectadores, en el Teatro Real se vive un entusiasta clima de estreno con el ciclo “Córdoba Contemporánea en Escena”, cuatro obras inéditas de autores y directores cordobeses interpretadas por actores de la Comedia Cordobesa, el elenco oficial. Con los protocolos correspondientes, sin abandonar lo logrado con los nuevos aportes tecnológicos para que convivan lo virtual y lo presencial, también continúan firmes los festivales de teatro programados.
En las nuevas miradas del quehacer cultural. efecto Poscovid, la actividad teatral tiene por delante una doble tarea: llevar adelante la escena cumpliendo los protocolos sanitarios y, muy importante también, trabajar para eliminar el miedo y la desconfianza para que el teatro vuelva a colmarse de fiesta y poesía.
Seguramente veremos nuevas modalidades de pensar el teatro, habrá transformaciones en los procesos creativos, nuevas ideas estéticas, escenarios y nuevas búsquedas en la dramaturgia que atienda a elencos no tan numerosos, al menos por ahora. Es posible que las tecnologías digitales en conexión hayan empezado a construir una nueva mirada del teatro. Después de un año, con luces y sombras se levanta el telón para volver al encuentro.
“Por suerte, este año, los teatros están trabajando muy bien, cumpliendo con los aforos –concluye el director Manuel Martínez Gil-. Siento que la pandemia hizo que las personas necesiten reírse más, consumir más teatro”.