Medioambiente: cómo sobrevivir al colapso de la humanidad
Nadie mejor que el documentalista David Attenborough, que ha pasado su vida explorando la naturaleza en la tierra, para contarnos la historia de la evolución del mundo viviente y el inminente peligro de su extinción.
Nuestro planeta,esa esfera azul que flota en el espacio bañada por la luz del sol, en medio de la infinita oscuridad.
En él viven miles de millones de seres, de tipos de plantas y animales. Su enorme y sofisticada variedad es nuestra riqueza. Es la biodiversidad
El mundo de vida abundante y floreciente que nos rodea ha sido clave para nuestra existencia.
La vida en los océanos y los inmensos bosques del norte .Las enormes manadas en las praderas. Manglares y arrecifes de coral a lo largo de miles de kilómetros de costa con miles de especies de peces que luego migran hacia aguas abiertas.
Densas junglas alrededor del ecuador con un infinito cúmulo de plantas que absorben la luz del sol.
Y un extenso casquete polar que refleja la luz solar en la superficie manteniendo fresca a la tierra entera.
Esto es lo que vemos a través de imágenes alucinantes en “David Attenborough: Una vida en nuestro planeta” en la plataforma de Netflix.
La biodiversidad mantuvo la estabilidad de la vida. Esto nos permitió el ritmo de progreso en nuestra era. Pero nuestro hogar no es ilimitado, es un mundo natural finito. Nuestra existencia tiene un margen.
David Attenborough descorre el telón y nos muestra el escenario aterrador que nos rodea.
Bosques y selvas arrasados, la masacre del mundo marino, arrecifes de coral transformados en verdaderos cementerios y los casquetes polares derritiéndose irremisiblemente.
La verdadera tragedia es la pérdida de lugares silvestres en nuestro planeta.
Nuestra especie pone en riesgo la existencia misma de la naturaleza
El estilo de vida humano está reduciendo la biodiversidad. El mundo se está convirtiendo en un lugar en el que no se puede vivir.
El documental retoma un clima esperanzador y nos muestra que debemos revertir los procesos destructivos para permitir que la naturaleza se recupere.
¿Pero es ésto realmente posible?
Capitalismo y globalización
Hubo cinco extinciones masivas en los 4000 millones de años de la vida. La última marcó el final de la era de los dinosaurios.
Nos enfrentamos a la sexta extinción y según datos los científicos van a desaparecer la mitad de todos los hábitats y animales de la tierra en ocho décadas.
La pregunta es si vamos hacia un colapso inevitable o podemos cambiar el rumbo que llevamos.
Hay análisis que indican que causa de la grave situación está en el orden social capitalista.
Esta organización social tiene dos prioridades absolutas: la búsqueda de la máxima ganancia y del máximo crecimiento.
La regla de juego fundamental para sobrevivir en este sistema es la competencia.
Esa economía funciona extrayendo la mayor cantidad de recursos de la naturaleza, y generando la mayor cantidad de desechos y residuos sin importar cómo ni a qué costo.
Esto nos ha llevado a la crisis humanitaria y la crisis ambiental que vivimos actualmente.
Llevamos mas de un siglo depredando nuestros recursos naturales en aras del desarrollo y el progreso lo cual se ha traducido en las terribles consecuencias sobre el ambiente.
Tenemos que intentar un cambio de esta lógica económica, y del orden social que la sustenta orientando la política, la cultura, la ciencia y la educación en otro sentido.
La globalización nos ha mostrado sus errores y parece llegar a su fin.
Esta es la crisis de nuestra civilización. Nunca volveremos a nuestras mejores épocas.
El cambio climático va a estar con nosotros por miles de años.
Necesitamos una visión distinta del futuro, y los líderes en los principales países no tienen esa visión. Son las nuevas generaciones las que deberán reaccionar y actuar para cambiar de rumbo.
No podremos detener el colapso de la humanidad si los que detentan el poder económico en el planeta siguen impunemente con sus actividades depredadoras.
Hablamos del poder financiero internacional, los grandes bancos que roban de manera inescrupulosa los ahorros de millones de personas, el FMI y los fondos buitres, los grandes terratenientes que practican la agricultura y la ganadería intensiva arrasando con bosques y selvas en todo el mundo, los grandes empresarios que extraen del mar y la tierra hasta el último recurso.
Cambiar nuestra mentalidad no pasa solamente por tener nuestra propia huerta sino por aprender a distinguir a los verdaderos enemigos de la comunidad humana.