Minx: pornografía y feminismo en la gran serie de comedia del año
Estamos a inicios de los años 70 en el sur de California, Joyce (Ophelia Lovibond, actriz que ya nos sorprendió en la preciosa serie Feel Good) una periodista de treinta años, soltera, y egresada del exclusivo y liberal Vassar College neoyorkino, ha luchado varios años por cumplir su sueño: publicar una revista feminista lo suficientemente seria y popular con la cual poder denunciar al heteropatriarcado ofensivamente dominante. Joyce decide hacer una presentación en un Festival donde “los creadores de revistas del mañana se reúnen con los editores de hoy”, justamente para que alguna editorial la ayude a lanzar la revista que se llamará: “El despertar del matriarcado”. Durante ese proceso de pitching se cruza con Doug (Jake Johnson, el adorado Nick Miller de New Girl), un editor de revistas pornográficas de clase B, que paradojalmente es el único que tiene una visión de futuro. Sabe que la revolución feminista está presente, por lo tanto, su público objetivo (mujeres) y el beneficio económico están al alcance de su mano. Estos son los motivos principales por los que decide creer en Joyce y publicar la revista con la condición de que sea una revista con muchos desnudos frontales masculinos en sus páginas (algo así como una revista erótica para mujeres).
La primera reacción de Joyce es de rechazo, aunque sabe que es la única esperanza de ver sus artículos en la calle. Como no se atreve a aceptar la propuesta, su hermana Shelly (La extraordinaria Lennon Parham) la anima y convence a meterse en la industria del porno editorial para que pueda cumplir su sueño. Aunque el personaje de Shelly es el de “ama de casa” con hijos, le da mil vueltas a Joyce a la hora de dejar atrás el conservadurismo y ve la sexualidad de la mujer como un tema a tratar con naturalidad.
Joyce es el típico “pez fuera del agua”, es decir, la seria y sofisticada intelectual y feminista que al entrar al mundo de la pornografía de la mano del inescrupuloso editor Doug Renetti aprende que puede haber maneras insospechadas de luchar por su causa.
La creadora y productora ejecutiva de la serie, Ellen Rapoport, se inspiró ligeramente en la creación de la revista Playgirl que nació en Estados Unidos en 1973 dirigida al público femenino en respuesta a publicaciones como Playboy. «Era muy importante para mí que siempre estuviéramos trabajando contra el cliché del pornógrafo: no queríamos que se sintiera demasiado sórdido o demasiado cobarde», afirmó la creadora en una entrevista. Rapoport y su equipo de guionistas –la mayoría mujeres– crearon el escenario cómico perfecto para plantear todas estas ideas, mientras que la producción de HBO recreó de manera impecable esa emblemática época, no sólo en el diseño de producción, sino en la atractiva y adictiva banda sonora que nos regala un acompañamiento ideal para los finales de cada episodio, que rozan literalmente la perfección. El episodio uno termina, por ejemplo, con el tema Venus de Shocking Blue mientras Joyce decide el nombre que finalmente tendrá la revista: MINX.
MINX trata de feminismo, mujeres que reivindicaban la igualdad salarial y de oportunidades con los hombres, mujeres que reclaman su derecho al goce, y lo hace con mucha inteligencia. Confrontando al feminismo con sus propios dilemas, sus contradicciones y las diferentes corrientes, que ya entonces, operaban dentro de él. Mujeres con poder que se consideran cristianas y ven ese feminismo como una amenaza para los valores tradicionales de la sociedad estadounidense y también jóvenes universitarias más radicalizadas que ven en el uso de la portada de la revista algo que degrada a la mujer, el pene como reclamo, como carnada, les parece que va contra la misma esencia del feminismo. MINX es una comedia que no respeta dogmas y que abre preguntas, siempre con humor, acerca de las ideologías del pasado, pero como toda buena pieza artística histórica hablará más de la actualidad, del hoy, que de ese pasado que intenta retratar.
Hace unos años una serie apeló a la nostalgia de décadas pasadas, se trataba de Glow (NETFLIX), ambientada en los 80’s, que llegó a tres temporadas y fue tristemente cancelada durante la pandemia. MINX recuerda muchas de las virtudes de esa serie y por momentos parece claramente inspirada en ella. Pero también tiene bastantes puntos en común con The marvelous Mrs Maisel (AMAZON), The Deuce (HBO) y la injustamente vapuleada Vinyl (HBO).
Sin duda alguna MINX será una de las comedias del año, fresca, muy divertida, que propone una liberación de la mirada y que finalmente dice muchas cosas importantes, con humor. Una serie que se atreve a mostrar decenas de penes en primer plano y sale airosa del desafío.
Cada uno de sus diez episodios de media hora pasa “volando” y nos deja con una sonrisa de oreja a oreja. Nos queda el deseo profundo de que haya una segunda temporada.