Murió el escritor y cineasta argentino Edgardo Cozarinsky
En la madrugada del domingo pasado falleció el destacado dramaturgo y cineasta, a los 85 años.
Buenos Aires despidió a uno de sus hijos más ilustres: el escritor, dramaturgo y cineasta Edgardo Cozarinsky, quien falleció a los 85 años a causa de un cáncer.
Nacido en 1939 en la capital argentina, Cozarinsky dejó una huella imborrable en la cultura tanto nacional como europea, especialmente durante su exilio en París.
Cozarinsky no solo fue un prolífico autor de 27 obras literarias, sino también un cineasta innovador. Entre sus libros más destacados se encuentran "La novia de Odessa", "Lejos de dónde" y "En el último trago nos vamos", este último galardonado con el Premio Hispanoamericano de Cuento de la Fundación García Márquez en 2018. Su legado literario es un testimonio de su aguda observación de la condición humana y su habilidad para entrelazar lo real con lo ficticio.
Como cineasta, Cozarinsky fue igualmente fructífero, dirigiendo 23 películas y escribiendo guiones para otras 19. Se destacó en el género del ensayo documental, explorando figuras emblemáticas como Ernst Jünger, Paul Bowles, Stefan Zweig y Jean Cocteau. Su enfoque cinematográfico innovador y su estilo narrativo único lo convirtieron en una figura clave en el cine cultural europeo.
Descendiente de inmigrantes judíos ucranianos que arribaron a la Argentina desde Kiev y Odessa a fines del siglo XIX, Cozarinsky estudió literatura en la Universidad de Buenos Aires. Su participación en la emblemática revista Sur lo colocó en el centro de un grupo intelectual de renombre, colaborando con figuras legendarias como Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges.
El exilio en París en 1974 no frenó su creatividad; al contrario, lo impulsó a nuevas alturas en su carrera. En la capital francesa, Cozarinsky exploró y expandió su talento, dejando una marca indeleble en la televisión y el cine cultural europeo. Su vida y obra reflejan una constante búsqueda de la verdad y una pasión por la narrativa en todas sus formas.
El legado de Edgardo Cozarinsky, seguirá inspirando a futuras generaciones de escritores y cineastas. Su vida fue una sinfonía de palabras e imágenes que narraron historias de exilio, identidad y memoria, dejando una impronta que perdurará en la historia cultural.