Tévez, el Bati y la Selección de los miserables
En la miniserie “Apache – La vida de Carlos Tévez”, Adrián Caetano vuelve a involucrarse en el retrato de las clases sociales más vulnerables. Algunos meses más tarde de su estreno en Netflix, el “jugador del pueblo”, en plena pandemia de COVID 19, se niega a pagar un Aporte Solidario y Extraordinario que beneficiaría a la parte más afectada de la población. Esa a la cual él, alguna vez perteneció.
Apache
Ya muy lejos en el tiempo de Pizza, birra, faso (1998), Adrián Caetano parece haber encontrado una veta que le rinde en todos los aspectos.
El relato de historias que transcurren en lugares periféricos, habitados por grupos sociales que sobreviven, como pueden, en medio de la marginalidad.
En éstos ambientes, generados por la falta de recursos de todo tipo, se necesitan políticas sociales que permitan reconstruir el entramado social que se ha desarticulado.
Es muy difícil para el hombre marginal salir de la situación por si solo.
No es el caso de Carlos Tévez, quien logró emerger de una vida difícil en el barrio Ejército de los Andes, más conocido como Fuerte Apache.
El padre de Tévez fue asesinado antes de que naciera y su madre lo dio en adopción a su hermana biológica.
Con la contención familiar de sus tíos transformados en padres y su talento innegable en el fútbol, logra superar la adversidad y convertirse en uno de los mayores ídolos populares de Argentina.
Ésto le permite a Caetano contar la historia de un self-made man, un hombre que se hace a sí mismo en un sistema abiertamente competitivo.
La serie narra su gloriosa llegada a Boca Juniors pero no los negocios y las sociedades políticas que tejió allí.
Carlitos Tévez
Luego de su primera etapa en Boca juniors Tévez jugó en el S.C. Corinthians de Brasil, en el West Ham United F. C., el Manchester United F.C. y el Manchester City F.C. en Inglaterra y en la Juventus F.C. en Italia.
En 2015 vuelve a Boca Juniors y en 2017 va al Shanghái Shenhua en China para retornar en 2018 y hacer su última etapa en Boca hasta su retiro en 2021.
Su transferencia al Corinthians está sospechada de encubrir una operación de lavado de dinero y su pase al club de China lo convirtió en el jugador mejor remunerado de la historia por encima de Messi y Cristiano Ronaldo.
Su privilegiada posición económica no evitó que este año presentara un amparo judicial en procura de no pagar el Aporte Solidario de las Grandes Fortunas, el "impuesto a la riqueza" que el oficialismo impulsó desde un proyecto del diputado Carlos Heller como un "aporte solidario" que gravará de manera progresiva en las personas que tengan un patrimonio mayor a los 200 millones de pesos, es decir, un poco más de dos millones de dólares.
El ex jugador de Boca, está entre las 11.855 personas que reportó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) como objeto del gravamen.
La presentación de los letrados de Tevez argumenta que el Impuesto "es confiscatorio".
El Bati y la selección de los miserables
Al amparo solicitado por Carlos Tévez se suma el pedido de los jugadores Gabriel Batistuta, Diego Placente y Christian Bassedas, que también entraron en pánico al ver cuánto disminuiría su fortuna al abonar el impuesto a la riqueza.
El ex futbolista de la Selección Argentina, Gabriel Batistuta, así como de Boca Juniors, la Roma y Fiorentina, entre otros clubes, pretende que se declare la inconstitucionalidad del denominado Aporte Solidario y Extraordinario.
No es éste el único problema de Batistuta con la AFIP, que investiga al ex jugador desde hace más de seis años, cuando la agencia decidió denunciarlo por esconder parte de su patrimonio en cuentas del exterior y no haberlas declarado en país, hecho por el que la entidad reclamaba más de 2 millones de pesos de pago por la deuda con el organismo.
Asimismo el extitular de la Federación Agraria Argentina, Pedro Pereti, dijo del ex deportista: “Batistuta es un latifundista. Tengo entendido que tiene cerca de 126 mil hectáreas y paga lo mismo que uno que tiene 400 hectáreas”.
Iguales entre iguales
Así vemos cómo el éxito económico iguala a los hombres sin importar su procedencia de clase.
Carlitos, el pibe humilde de Fuerte Apache ya no tiene nada que envidiarle a Gabriel Batistuta, el chico alto, rubio y de ojos azules, la gran esperanza blanca, el muchacho con cara de bebote que soporta con estoicismo el persistente dolor de sus castigados tobillos.
La única falla en una vida casi perfecta radica en que sus articulaciones no fueron invulnerables como lo es su codicia.