Una canción para el porro
El documental “La hierba es más verde”, disponible en Netflix, dirigida por el artista pionero del rap y el hip hop "Fab 5 Freddy", narra la historia de esta planta en los Estados Unidos, donde los ataques racistas sobre las minorías tomó la forma de “guerra contra las drogas”. En los países de Latinoamérica la realidad no es muy distinta y el reclamo por la legalización del consumo de marihuana, tiene cada día más adeptos.
El cannabis y el cáñamo se consumieron originalmente en Asia y llegaron por las rutas comerciales a EE.UU. En principio la marihuana no fue un problema hasta que se detectó que la consumían las minorías de mejicanos y afroamericanos en El Paso, Texas y Nueva Orleans.
"La historia del cannabis en los Estados Unidos guarda una estrecha relación con la historia de la música", afirma Fab Freddy en la película. Luego menciona a los artistas de jazz que entre 1920 y 1950 fumaban marihuana y defendían el impacto positivo en el proceso creativo en sus canciones. Entre ellos estaban Louis Armstrong, Charlie Parker y Duke Ellington.
Las tres primeras décadas del siglo XX fueron las de mayor xenofobia en EE.UU. y el problema con el jazz es que reunía a blancos y negros. Esta es la causa por la que se crea la Oficina Federal de Estupefacientes, dirigida por Harry J. Anslinger, un racista militante quien, a través de una eficiente campaña de propaganda (fake news incluídas) logró la prohibición de la marihuana en 1937.
Luego vendrían la generación Beat, el rock y el movimiento hippie en Estados Unidos, que junto al reggae y los rastafaris desde Jamaica, promovieron el uso del cannabis.
Pero entonces entraría en escena Richard Nixon con su discurso anti-marihuana y su declaración de guerra contra las drogas y en los '80, Ronald Reagan acrecentaría las penas contra el consumo de esta sustancia.
De esta manera creció el negocio del sistema penitenciario que genera empleo a una innumerable cantidad de alguaciles en los distintos condados de EE.UU.
Actualmente varios estados han decidido legalizar la marihuana y generar una industria alrededor de ella. Pero nuevamente quienes manejan el negocio son los blancos, dejando prácticamente al margen a las minorías que favorecieron su desarrollo en la clandestinidad.
Argentina
En 2017 fue sancionada y promulgada la ley 27.350 que habla sobre el uso y autocultivo de cannabis medicinal pero recién tres años más tarde, con el decreto 883/2020, en noviembre de 202,0 se confirmó el modo en que se regula, desde entonces, el uso, acceso y cultivo del cannabis medicinal en Argentina.
A pesar de los avances la marihuana sigue estando prohibida en Argentina.
A través de la ley 23.737 se puede castigar a una persona por tenencia y cultivo con penas de hasta 15 años de prisión.
La lucha contra el narcotráfico les sigue apuntando, en primer lugar, a los que consumen a pesar de que hace más de diez años la Corte Suprema de Justicia de la Naciòn declaró inconstitucional penar el uso de drogas para uso personal.
Muchos usuarios y cultivadores siguen siendo allanados y detenidos y finalmente privados de su libertad.
En un video difundido por las organizaciones que integran el Acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis, se denuncia la persecución al consumo y no al narcotráfico, como se quiere hacer creer.
En el video se menciona que, en cumplimiento de la Ley de Drogas 27.737, “cientos de personas son detenidas a diario en la calle, en las plazas, en las estaciones de tren, sólo por fumar marihuana”, mientras que “a otras las paran en los controles vehiculares, para sacarles cantidades que claramente están destinadas al consumo personal”.
En la Marcha Mundial de la Marihuana, que se organiza el primer sábado de mayo desde 2019, más de 50 organizaciones reclamaron desde el Acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis, que “no se criminalice más el consumo de drogas y el autocultivo, que se permitan los clubes sociales de cannabis y se regule este mercado”.
Mientras las leyes para autorizar el consumo de marihuana evolucionan muy lentamente, en las cárceles se sigue cultivando la planta preferida de vastos sectores de la policía y la justicia: el perejil.