En 1993 se estrenó, con gran éxito y secuelas de todo tipo, "Liberen a Willy", sin duda precursora de todos los films en defensa de los animales, narrando la pequeña epopeya de un adolescente huérfano que se hace amigo de Willy, la orca en cautiverio que resultaba finalmente, liberada. Un emblema para varias generaciones.

Tal vez la película se haya inspirado en un episodio real, mucho más oscuro y dramático, ocurrido en 1970. 
Entonces, un grupo de hombres acorraló a más de 80 orcas en una cala en Whidbey Island, en el estado de Washington.
Usando botes, explosivos, redes y palos, separaron a las crías de orcas jóvenes de sus madres. El propósito era atrapar ejemplares en edad de ser entrenados.

Según cronica la naturalista marina Sandra Pollard en un libro de 2005, los “gritos de pánico de las ballenas persiguieron a los residentes por el resto de sus vidas”; una mujer que presenciaba el episodio, “recuerda claramente cómo su hijo le preguntaba porqué estaban llorando las ballenas”.

Más de 80 orcas fueron reunidas en agosto de 1970 en Whidbey Island en el estado de Washington. Se vendieron seis crías de ballena a parques marinos. Imagen: Wallie V Funk / Universidad de Western Washington, reproducida en The Guardian

Aquel día se llevaron seis crías de ballena en Penn Cove y las vendieron a parques marinos. La mayoría de ellas murieron antes del primer año en cautiverio. Solo una sigue viva: Tokitae o Lolita, que sería su nombre artístico.

Esa ballena pasó los últimos 52 años de su vida en una piscina en el Miami Seaquarium, el recinto de orcas más pequeño de América del Norte, actuando para multitudes hasta su jubilación a principios de este año.
Se cree que su madre tiene más de 90 años y aún ronda en el pacífico norte, liderando una manada que viaja por los mares buscando sus salmones.

Y ahora parece cada vez más próxima su liberación. Al menos eso puso en discusión un artículo aparecido esta semana en The Guardian. Allí se anuncia que los esfuerzos de los activistas en lucha para devolverla al noroeste del Pacífico para vivir sus últimos días en libertad y conectada a su familia, finalmente tendrán éxito.

Su cautiverio es un verdadero anacronismo: mientras en todo el mundo se desmontan los zoológicos y se propicia la observación de la fauna en su ambiente natural quedan aún estos espacios en que se promueve como entretenimiento infantil una práctica en esencia esclavista.

El Proyecto Whale Sanctuary señala que todavía hay más de 3000 ballenas y delfines en cautiverio en todo el mundo, incluidas 60 orcas y más de 300 belugas en parques marinos y acuarios.

Las dudas del caso

La pregunta surge de inmediato: ¿Puede un animal que ha pasado tanto tiempo en cautiverio ser liberado de forma segura en su entorno nativo? Caso contrario, ¿dónde y cómo debería vivir?

Si tiene éxito, la liberación de Tokitae sería un caso raro. Pocas otras ballenas han logrado salir del cautiverio. Keiko, la ballena que interpretó a Willy en la película, se rehabilitó en un corral marino en Oregón en la década del 90 antes de mudarse a Islandia y vivir cinco años más en la naturaleza. Pero solo tenía 22 años cuando lo sacaron del cautiverio, muy lejos de la edad de Toki.

Por eso, su futuro aún no está claro: hay un plan operativo redactado para llevarla de regreso al mar de Salish, pero necesitaría mucho espacio y posiblemente comida para el resto de su vida. Podría terminar en un recinto con red administrado por Whale Sanctuary Project, unas 40 hectáreas en Nueva Escocia donde esperan llevar a otros ejemplares, según el modelo de santuarios terrestres para grandes felinos, simios y elefantes.

Otra pregunta es ya no por su salud sino la de las demás, si se encontrara con su manada. A los expertos les preocupa que las infecciones que Toki contrajo en cautiverio puedan propagarse a otras orcas, un grupo que ya está en peligro y que cuenta con solo 74 individuos.

Y, por supuesto, con su edad, algunos temen que no sobreviva al viaje. Y si lo hace, existen preocupaciones sobre el estrés de un nuevo entorno salvaje en una ballena anciana.

Tokitae es la segunda orca más longeva en cautiverio, y su salud es hoy motivo de preocupación. Evaluaciones independientes recientes registraron las secuelas de una enfermedad aguda que la enfermó a principios de este año, según cronica el mencionado artículo.

La campaña por su liberación

Los activistas recibieron un impulso en 2005 cuando las orcas del sur recibieron protección en virtud de la Ley de Especies en Peligro de Extinción, protección que el Servicio Nacional de Pesca Marina de Estados Unidos extendió específicamente a Tokitae en 2015. 

En 2021, las autoridades publicaron un informe que describía cómo el Miami Seaquarium le negó a Toki la atención adecuada, incluido un tanque con agua sucia, ausencia de todo refugio contra el sol y alimentación consistente en pescado podrido.

Ese mismo año el Seaquarium se vendió a un nuevo propietario, más dispuesto a discutir sobre la liberación de Toki, y un filántropo llamado Pritam Singh comenzó una fundación, Friends of Lolita, para trabajar en su eventual liberación. Desde entonces, la liberación de Lolita parece cada vez más próxima.