20 años sin George Harrison
El Beatle espiritual, callado y con las historias más surrealistas de los cuatro moría en Estados Unidos hace dos décadas. El repaso por su carrera musical y artística.
No hace falta una excusa para que alguien como George Harrison se convierta en tendencia en todas las redes sociales, pero la efeméride de un nuevo año de su fallecimiento sí sirvió para que la red de redes se llenara con sus canciones, anécdotas y fotografías. No es un aniversario más. Son 20 años desde su muerte y por alguna razón, los números redondos generan mayor impacto.
George Harrison falleció el 29 de noviembre de 2001, a los 58 años. Como uno de los integrantes de Los Beatles, su muerte impactó fuerte en el mundo entero. Era considerado el “Beatle serio y callado” del cuarteto de rock de Liverpool, pero su personalidad cobraba sentido diferente al momento de la componer.
John Lennon tenía un perfil más rebelde, Paul McCartney era el sex symbol indiscutido, y Ringo Starr era el más sencillo. En una agrupación de perfiles tan macados, George encontró muchos seguidores que supieron valorar su personalidad.
Era el más joven de los cuatro y su calidad para componer no era tomada en serio en un principio. Tanto a George como a Ringo les costó imponerse a John y a Paul, pero hay una victoria que nadie puede quitarle: Here comes the Sun, la canción con más reproducciones de la banda y Something, que quizás no goza de la misma popularidad pero que es una pieza que clama amor nota a nota.
Something, una de las favoritas de Frank Sinatra, ni siquiera fue considerada para el Álbum Blanco o Let it Be. El reconocimiento llegó con Abbey Road y la vida la convirtió en una de las canciones más versionadas de la historia de la música. Para la discografía de los Beatles, la única que la supera es Yesterday.
Fue el hombre que dio un paso al costado de The Beatles. Sin resentimientos se decidió a ir por una carrera solista. Compuso para él y logró demostrar que detrás de la maravillosa dupla Lennon/ McCartney, había un virtuoso instrumentista que sabía de letras y melodías.
Fue además el primero en animarse a un espectáculo a beneficio que resultó con dos Madison Square Garden repletos a beneficio de Bangladesh. Allí invitó a Bob Dylan, Billy Preston, Leon Russel, Ravi Shankar, Eric Clapton y a Ringo. Más allá del humanitario Lennon, el precursor del altruismo musical fue George.
La cocaína y el alcohol fueron la causa de su perdición musical y después de dos discos brillantes con giras exitosas, la decadencia se convirtió en un espiral descendente.
Eric Clapton fue uno de sus grandes amigos, pero fue quien además se enamoró de su esposa Pattie Boyd. De hecho, la famosa canción Layla fue escrita para ella. En 1974 George se separó de Pattie. Al poco tiempo ella comenzó a salir oficialmente con Clapton. Se casaron en 1979. Y George quien ya se había vuelto a casar, fue uno de los invitados de honor. De hecho, tres de los cuatro Beatles (Lennon no asistió) tocaron algunas canciones en esa boda.
Hacia los 60 viajó a la India y todo cambió para el y para los cuatro de Liverpool. Allí estudió con Ravi Shankar e introdujo el sitar en sus composiciones. Desde entonces, la historia es conocida, con los Beatles incorporando instrumentos poco usuales y melodías con claras influencias hindúes.
Su búsqueda y recorrido espiritual se percibe en My Sweet Lord, canción con corales de Hare Krishna.
Fue productor de cine justo cuando su carrera musical se venía a pique. La vida de Brian, la obra maestra de los Monthy Python fue una realidad gracias a su aporte como productor, aporte por el que hipotecó su propia casa.
Formó una superbanda, los Travelling Wilburys, junto a Dylan, Roy Orbison, Tom Petty y Jeff Lyne.
Su salud se vio afectada seriamente dos veces. En 1998, con el diagnóstico de cáncer de garganta y un 30 de diciembre de 1999 cuando un intruso ingresó a su vivienda y lo apuñaló varias veces. Su esposa Olivia fue quien redujo al atacante por entonces.
Pero el cáncer volvió con furia. En 2001, le descubrieron la enfermedad en uno de sus pulmones con metástasis en el cerebro. Paul le prestó una de sus propiedades en Los Ángeles donde pasó sus días finales protegido de la prensa. Dos semanas antes de su muerte, cuando se sabía cuál sería el desenlace, se encontró por última vez con Paul y Ringo.
Murió junto a su familia y sus gurús hace dos décadas, pero su nombre es uno de los inmortales. De esos que trascienden tiempos y espacios. Hoy, traerlo a la memoria, es un regalo.