Brasil: campamento bolsonarista pide a los militares que hagan un golpe de estado
Cientos de personas se congregan en el cuartel general del Ejército en Brasilia. Piden que eviten el acto de asunción de Lula da Silva.
Cerca de cuatro cuadras de carpas se concentran en el cuartel general del Ejército en Brasilia pidiendo a las Fuerzas Armadas su intervención, incluso a fin de año y a horas de que Luiz Inácio Lula da Silva jure como el 39 presidente de Brasil.
“Cuando alguien está enfermo, busca un médico; cuando hay sospechas sobre las urnas, en una elección, sobre el sistema electoral, se busca a las Fuerzas Armadas”, dijo Felipe Cortés Rivelli a Télam, luego de incorporarse del suelo, donde se había recostado con una manta cuando faltaba una hora para que comience el nuevo año.
“Estamos aquí por el derecho de expresión y por las sospechas que tenemos sobre las urnas en la elección. Ellos (los seguidores de Lula) tienen derecho a protestar y nosotros a contestar”, agregó el joven, que mostró orgulloso su remera con un rifle, defiende el golpe militar de 1964 como una “buena experiencia” y aclara que tiene licencia para portar armas.
El campamento, que fue instalado en Brasilia desde la derrota electoral de Bolsonaro a fines de octubre, está a menos de siete kilómetros de la Catedral Metropolitana, desde donde partirá hoy, luego de las 14.30, la caravana encabezada por Lula camino a su tercera jura presidencial, probablemente en el Rolls Royce que le regaló a Brasil la corona británica en la década del 50.
Los “verde e amarelhos”, colores de la bandera que los seguidores de Bolsonaro lograron tomar como identificación desde 2018, están atomizados en unas cuatro cuadras de carpas, que contrastan con la marea roja que desborda Brasilia, donde se prevé que hoy haya cerca de 300.000 personas para asistir a la asunción de Lula.
“Hola 2023, el gigante está despierto. No vamos a perder porque Jesús está en nuestro barco y está representado por nuestro capitán Jair Bolsonaro”, decía una mujer desde el micrófono. Celebraba haber podido “juntar el número para el impeachment” de Dilma Rousseff y siguió con loas a dios antes de que comience a sonar, desvanecido, el himno de Brasil.